Indicador político
CARLOS RAMÍREZ
2021: alianzas con EUA
Lunes 31 de Mayo de 2021 7:05 am
El análisis político
se ha olvidado de la memoria. Y
en política nunca hay nada nuevo. La alianza
nacional e internacional –con The Economist subido al barco– contra el
“populismo” del presidente López Obrador parece calcada de la operación estratégica que encabezó EUA vía su embajador
John Gavin, para construir una coalición opositora conservadora, para quitarle
la mayoría al PRI en la elección de entonces y para empujar al PAN como la alternancia partidista en Los Pinos en
1988. La historia del 1985
la cuento en mi libro Operación Gavin. México en la diplomacia de Reagan
(https://indicadorpolitico.com.mx/?p=6493),
publicado por el periódico El
Día, de Socorro Díaz en 1987. El punto de partida de ese grupo fue impulsado por una reunión que organizó
Gavin en Hermosillo, Sonora, para unir al PAN, los empresarios, la jerarquía católica
conservadora y la embajada de EUA que vía fundaciones financiaba a grupos disidentes que carecían de capacidad y
financiamiento propio. Aunque pareciera de novela, las cosas ocurrieron en la
realidad. El operador del
proyecto México en la CIA y en el Consejo de Seguridad Nacional fue Constantine
Menges, un académico ultraderechista sostenido por el senador radical Jesse Helms.
En 1985, como cuenta Bob Woodward
en su libro Velo. Las guerras secretas de la CIA, el director William
Casey ordenó la elaboración de
un análisis que concluyera que México estaba a punto de convertirse en otro
Irán ayatolesco, interpretación fijada en 1979 por Menges en su artículo
“México: un Irán a nuestras puertas”.
El jefe de la oficina de México de la CIA, John Horton, que había sido jefe de
la estación de la agencia en DF, se negó
a redactarlo, renunció a su cargo y en un artículo en The Washington Post
reveló como la CIA cocinaba reportes con intenciones
políticas y no de inteligencia. La reunión en
Hermosillo fue clave para el pacto
electoral PAN-jerarquía católica-empresarios que apadrinaba EUA vía el embajador Gavin. Pero el resultado electoral
de las legislativas de 1985 reventó
la estrategia de Gavin y renunció a la embajada en junio de 1986. El PAN quedó
en manos de los empresarios militantes
–tipo Luis H. Álvarez y Manuel J. Clouthier–, no avanzaron en 1988 y la Presidencia
en 2000 y 2006 no fue para ese
grupo. Por cierto, el PAN de Álvarez pactó
en secreto con Salinas su legitimación presidencial: ahí nació la
alianza antipopulista de hoy: PRI-PAN-PRD-Coparmex-EUA. Por cierto, en 1985
y 1986 esa alianza anti-PRI fue frenada
en la elección de 1986 en Chihuahua por el entonces secretario de Gobernación,
Manuel Bartlett Díaz, y lo hizo con argumentos
progresistas y nacionalistas, aunque al final trabajó para la consolidación del neoliberalismo salinista y hoy
aparece en el frente antineoliberal lopezobradorista. El papel clave de la alianza de 1985 y la de
hoy en 2021 está en el sector desestabilizador
del gobierno de EUA y tuvo y tiene oficinas localizables: la CIA –ahora en
México para “preparar” la vista de la vicepresidenta Kamala Harris–, el Consejo
de Seguridad Nacional –con o sin Roberta Jacobson, embajadora tipo Gavin– y el Pentágono
con el interés declarado del
general secretario estadounidense de Defensa de la Casa Blanca por comandar la estrategia estadounidense
de seguridad nacional y contra el crimen organizado binacional. El problema de la
alianza estará en el padrinazgo.
En 1985, el presidente Reagan fue un político arbitrario que autorizó las
peores maniobras intervencionistas vía la embajada de Gavin, pero hoy Joseph
Biden y Kamala Harris carecen de
esa perversidad, están más vigilados por denuncias internacionales y sus
funcionarios de inteligencia y seguridad nacional son de medio pelo. Y a ello se agrega una alianza
de partidos que no perdió toda
credibilidad. BC
y otros
La crisis en Morena en Baja California con priistas sumandos a Jorge Hank y la
tendencia decreciente de votos en plazas legislativas y de gobernadores es
producto de la ausencia de Morena como partido político real. No se prevé una
debacle, pero sí pérdida de posiciones que se van a extrañar en las
presidenciales de 2024. Por ello quizás veamos movimientos políticos sucesorios en el Gabinete para
construir desde ahora el proceso de la candidatura presidencial de 2024. El
error de origen fue no edificar un partido, sino conformarse con una agencia de
colocaciones. Política
para dummies: La política es, en sí
misma, el pasado. @carlosramirezh
El análisis político
se ha olvidado de la memoria. Y
en política nunca hay nada nuevo. La alianza
nacional e internacional –con The Economist subido al barco– contra el
“populismo” del presidente López Obrador parece calcada de la operación estratégica que encabezó EUA vía su embajador
John Gavin, para construir una coalición opositora conservadora, para quitarle
la mayoría al PRI en la elección de entonces y para empujar al PAN como la alternancia partidista en Los Pinos en
1988. La historia del 1985
la cuento en mi libro Operación Gavin. México en la diplomacia de Reagan
(https://indicadorpolitico.com.mx/?p=6493),
publicado por el periódico El
Día, de Socorro Díaz en 1987. El punto de partida de ese grupo fue impulsado por una reunión que organizó
Gavin en Hermosillo, Sonora, para unir al PAN, los empresarios, la jerarquía católica
conservadora y la embajada de EUA que vía fundaciones financiaba a grupos disidentes que carecían de capacidad y
financiamiento propio. Aunque pareciera de novela, las cosas ocurrieron en la
realidad. El operador del
proyecto México en la CIA y en el Consejo de Seguridad Nacional fue Constantine
Menges, un académico ultraderechista sostenido por el senador radical Jesse Helms.
En 1985, como cuenta Bob Woodward
en su libro Velo. Las guerras secretas de la CIA, el director William
Casey ordenó la elaboración de
un análisis que concluyera que México estaba a punto de convertirse en otro
Irán ayatolesco, interpretación fijada en 1979 por Menges en su artículo
“México: un Irán a nuestras puertas”.
El jefe de la oficina de México de la CIA, John Horton, que había sido jefe de
la estación de la agencia en DF, se negó
a redactarlo, renunció a su cargo y en un artículo en The Washington Post
reveló como la CIA cocinaba reportes con intenciones
políticas y no de inteligencia. La reunión en
Hermosillo fue clave para el pacto
electoral PAN-jerarquía católica-empresarios que apadrinaba EUA vía el embajador Gavin. Pero el resultado electoral
de las legislativas de 1985 reventó
la estrategia de Gavin y renunció a la embajada en junio de 1986. El PAN quedó
en manos de los empresarios militantes
–tipo Luis H. Álvarez y Manuel J. Clouthier–, no avanzaron en 1988 y la Presidencia
en 2000 y 2006 no fue para ese
grupo. Por cierto, el PAN de Álvarez pactó
en secreto con Salinas su legitimación presidencial: ahí nació la
alianza antipopulista de hoy: PRI-PAN-PRD-Coparmex-EUA. Por cierto, en 1985
y 1986 esa alianza anti-PRI fue frenada
en la elección de 1986 en Chihuahua por el entonces secretario de Gobernación,
Manuel Bartlett Díaz, y lo hizo con argumentos
progresistas y nacionalistas, aunque al final trabajó para la consolidación del neoliberalismo salinista y hoy
aparece en el frente antineoliberal lopezobradorista. El papel clave de la alianza de 1985 y la de
hoy en 2021 está en el sector desestabilizador
del gobierno de EUA y tuvo y tiene oficinas localizables: la CIA –ahora en
México para “preparar” la vista de la vicepresidenta Kamala Harris–, el Consejo
de Seguridad Nacional –con o sin Roberta Jacobson, embajadora tipo Gavin– y el Pentágono
con el interés declarado del
general secretario estadounidense de Defensa de la Casa Blanca por comandar la estrategia estadounidense
de seguridad nacional y contra el crimen organizado binacional. El problema de la
alianza estará en el padrinazgo.
En 1985, el presidente Reagan fue un político arbitrario que autorizó las
peores maniobras intervencionistas vía la embajada de Gavin, pero hoy Joseph
Biden y Kamala Harris carecen de
esa perversidad, están más vigilados por denuncias internacionales y sus
funcionarios de inteligencia y seguridad nacional son de medio pelo. Y a ello se agrega una alianza
de partidos que no perdió toda
credibilidad. BC
y otros
La crisis en Morena en Baja California con priistas sumandos a Jorge Hank y la
tendencia decreciente de votos en plazas legislativas y de gobernadores es
producto de la ausencia de Morena como partido político real. No se prevé una
debacle, pero sí pérdida de posiciones que se van a extrañar en las
presidenciales de 2024. Por ello quizás veamos movimientos políticos sucesorios en el Gabinete para
construir desde ahora el proceso de la candidatura presidencial de 2024. El
error de origen fue no edificar un partido, sino conformarse con una agencia de
colocaciones. Política
para dummies: La política es, en sí
misma, el pasado. @carlosramirezh