Indicador político
CARLOS RAMÍREZ
Kamala, el desdén imperial de Biden y la abanicada de AMLO
Jueves 10 de Junio de 2021 6:59 am
Por desdén
diplomático o por razones médicas
del presidente Joseph Biden debido a su edad, los desplazamientos y la
concentración mental, el caso fue que la Casa Blanca rebajó el nivel de relaciones con México, su principal socio
comercial y su vecino estratégico geopolítico vital, al grado de la
vicepresidenta que de manera oficial carece
de funciones operativas. Como vicepresidente
de Barack Obama en 2009-2017, Biden también fue usado por el Presidente para delegar expedientes no prioritarios.
En este contexto, el presidente López Obrador pareció entender esa lógica imperial y le dio el avión a la funcionaria. Biden perdió la oportunidad de encabezar una
visita de Estado con su vecino de más de 3 mil kilómetros, sin entender que el presidente Donald Trump
obtuvo más beneficios con una diplomacia personal. Sin embargo, en la reunión vía internet en marzo entre
Biden y López Obrador se vio a un Presidente estadounidense ajeno al ejercicio del poder, sin un conocimiento
estratégico de la agenda bilateral y sin
decisión para usar la relación personal. La vicepresidenta Harris
se encuentra en el peor de los
mundos: carece de funciones ejecutivas, tiene que supervisar las reuniones de Biden por los errores de pérdida de la
realidad del Presidente debido a su edad y en los hechos ejerce la presidencia virtual a
la espera de que sea la candidata presidencial formal en 2024. Lo que firme la
vicepresidenta tiene valor de Estado,
pero a sabiendas que se debe tratar de compromisos formales. Las verdaderas
decisiones estratégicas que no
se plasman en documentos son producto de conversaciones privadas. Y ahí la vicepresidenta
Harris no asume ninguna
autoridad real que pueda ser reclamada en las instancias de supervisión
legislativa. La verdadera agenda de la vicepresidenta no fue México, sino Centroamérica. Y
llegó con la cartera vacía, una amenazante decisión de supervisar… la corrupción en los países centroamericanos y México.
Y a condición de que no habrá más
que 4 mil millones de dólares en 3 años para cuatro países, con el propósito de
que el dinero y la honestidad de
los gobiernos disminuyan el flujo de migrantes hacia EUA con caravanas formadas
por pobres, familias sin futuro,
personas huyendo del crimen organizado en sus países y desde luego delincuentes
que se quieren colar en
territorio estadounidense cobijados por la política de asilo humanitario. En este contexto, la
estrategia de Roosevelt en 1901 para golpear
a los enemigos de EUA y someterlos a los intereses estadounidenses se reduce a
una presión light en modo
Casa Blanca sobre corrupción. En cambio, México de manera histórica ha señalado
que Centroamérica necesita de un nuevo
modelo de desarrollo y de inversiones industriales. En 1989 el presidente
Reagan recibió el Informe Kissinger,
que concluía que la región centroamericana carecía de viabilidad de desarrollo y que nunca estaría estable. Más
de 30 años después Biden concluye
que la crisis centroamericana –una zona que, usando el concepto del poeta Roque
Dalton, sería la Pulgarcita de las regiones estratégicas del mundo– se
resolvería con 4 mil millones de dólares y la vigilancia amenazante de Washington para que políticos y
funcionarios no se roben ese dinero. En este contexto, el
viaje de la vicepresidente Harris a Centroamérica y México fue un fracaso para el presidente Biden, si
es que alcanza a comprender y racionalizar de manera estratégica lo ocurrido en
estos días en la zona sur del imperio. El tema del narco mexicano y el
fentanilo apenas alcanzó una
frase en tantos discursos protocolarios vacíos y sin ningún compromiso estadounidense
para combatir con fuerzas de
seguridad el contrabando de ese producto a EUA el procesamiento y la venta al
menudeo en todo el país. La estrategia de narcotráfico de Biden es la misma de
siempre: desentenderse de la
corrupción estadounidense para contrabando, venta y lavado y centrarse sólo en atender adicciones. México ganó espacio geopolítico al ser sacado de la agenda geoestratégica de
la oficina Oval de la Casa Blanca y arrinconado en la Rotonda del Observatorio
No. 1, residencia de la vicepresidenta lejos de la Casa Blanca. En entre cuando
menos 10 expedientes sensibles
que Biden le ha encargado a la vicepresidenta Harris, el de México en realidad no es prioritario. Al final, la vicepresidenta
ya dijo que no ha viajado a la
frontera desde que le asignaron la tarea, pero no importa porque también ve asuntos
europeos y no conoce Europa. Política
para dummies: La política es
cuestión de jerarquías. Faltaba más. @carlosramirezh