Momentos
EVA ADRIANA SOTO FERNIZA
Cumbres
Sábado 19 de Junio de 2021 8:15 am
CUANDO niña y ya jovencita en la entonces hermosa y todavía
pacífica Colima, se acostumbraban las “visitas”. Salir a visitar a los amigos y
parientes o aprovechar cualquier motivo, ya fuera a realizar alguna compra o
negocio para, de pasadita, detenerse a saludar y “ponerse al día” con algún
conocido cuya vivienda se atravesara en la ruta planeada. Cómo no entrar a
platicar aunque fuera un ratito con los interfectos, no fuera a ser que
supieran que uno había pasado por ahí y no había tenido la atención de
preguntar siquiera, por la salud de los que ahí vivían. A eso se le llamaba
“socializar”. Y los vecinos de mi ciudad eran expertos en esto; de todas las
clases, desde pobres a pudientes, socializaban. Los que tenían que trabajar de
sol a sol, aprovechaban el declive del día para sacar sillas o equipales y
hasta la misma banqueta para hacer uso de ese verbo, que consiste más que nada
en la necesidad tan humana de comunicarnos. Y, dentro de ese amplio contexto,
indagar sobre las vidas y milagros ajenos. Como decía el sabio tío Pepe: nos
juntábamos para “dar y tomar”, expresión por la que habrá que darle el crédito
al tío por haberla acuñado o rescatado de las telarañas de las conversaciones
de los antepasados. Fui primero víctima y
después partícipe de esas costumbres que ahora se antojan antediluvianas. En
mis primeros años, resignada acudía con mi mamá a sus periplos por esas calles
que, para mayor abundancia se hacían de preferencia a pie; otra costumbrita del
Pleistoceno. Sí, pues, somos de la era cuaternaria, pero “a mucho orgullo”,
dijeran las tías que ya pasaron a mejor vida. Aclarado el punto, continuo
diciendo que después de la resignación vino la complicidad, ¿mámá, ahora no
vamos a ir con Pera? Y más adelante la participación, pero muda. Ya podía estar
sentada en la misma línea que los demás en la visita escuchando atenta pero,
¡oh, error, nunca de los nuncas, abrir la boca! Y bueno, qué se puede decir a
todo esto; creo que eso era vivir la vida. Ahora se vive la tecnología, ni
hablar, ¡qué le vamos a hacer! Pero no, permítanme
retractarme un poco, pero sólo un poco; ya que como humanos que somos seguimos
la tendencia quizá ya no a socializar dentro del verdadero significado del
término, pero sí a comunicarnos y los que siguen conservando la costumbre de
verse en persona, y pasarse los últimos ires y venires de este tostado planeta
son los líderes mundiales; si no, para qué sirven las cumbres. Y ya para
ponernos con la formalidad que amerita el tema: “Las cumbres se definen como
reuniones de alto nivel gubernamental para establecer el rumbo de las naciones
sobre un tema específico”. Y así nos la hemos ido llevando cumbre tras cumbre,
hasta llegar a la penúltima, llamada la 46ª
Cumbre del G7, la cual se iba a celebrar en 2020 en Estados Unidos pero
se tuvo que posponer debido a la pandemia del Covid-19. Y es que después de
varias cancelaciones y rechazos de los diferentes líderes, la tan citada cumbre
no se llevó a cabo. Los contertulios mundiales nunca se pusieron de acuerdo
gracias a uno muy rijoso llamado Donald Trump. Como sabemos, el G7 se
refiere al Grupo de los Siete, representantes de las economías más grandes del
mundo: Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos.
Y para su información un dato: Rusia fue suspendida indefinidamente del grupo,
que en otro momento se conocía como el G8. Esto fue en 2014 después de que la
mayoría de los países miembros –sucede hasta en las mejores familias– se
aliaron contra su anexión de Crimea. Fue la primera violación de las fronteras
de un país europeo desde la Segunda Guerra Mundial. El reciente 13 de junio
se acaba de realizar en Cornualles, Reino Unido, la 47ª Cumbre de Líderes del
G7. Se debatió, entre otros temas importantes, la recuperación tras la pandemia
y las políticas medioambientales para el futuro. Esperemos que ahora que Biden
y Boris Johnson disfrutan el papel de ser los “buenos chicos” globales del G7,
asuman compromisos concretos para vacunar al mundo. Se trata de debatir, no “de
batir”, como suele suceder en la mayoría de las cumbres.
bigotesdegato@hotmail.com