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Crisis sanitaria



MANUEL GODINA VELASCO


Miércoles 21 de Julio de 2021 7:17 am


SI Colima fue uno de los últimos estados en donde los contagios y las muertes por el Covid-19 hizo presencia, ahora, lamentablemente, somos de las entidades donde el repunte o “tercera ola” de este terrible virus azota con rigor a la población; especialmente afectando a las personas mayores que se negaron a vacunarse, o bien a la población joven que aún no ha recibido el antígeno biológico.

Si bien se reconoce que el Gobierno del Estado haya implementado buenas medidas para la contención y propagación de los contagios, algo ha fallado en la serie de disposiciones sanitarias, que por desgracia ahora ponen en riesgo a los residentes de nuestra entidad. El Gobierno Estatal decretó desde hace un año la obligatoriedad del uso de la mascarilla o cubrebocas y la observancia de la sana distancia, pero ambas medidas de carácter sanitario se cumplen parcialmente.

Si bien es cierto que en los últimos meses se observa en centros comerciales, negocios y empresas, que sí se cumple la obligatoriedad del uso del cubrebocas, hace falta mayor rigor para que las tiendas de la esquina lo apliquen de verdad, así como en tianguis, fruterías y pequeños comercios; aunque es cierto que la mayoría de transeúntes lo llevan en la vía pública, muchos irresponsables se niegan a cumplirlo; aquí es donde hace falta que las autoridades de salud, pero sobre todo los Ayuntamientos, hagan cumplir verdaderamente estas medidas para la tranquilidad y la salud de todos.

En los últimos días hemos sido informados de la elevada cifra y porcentaje de contagiados, muchos de ellos hospitalizados, que comienzan a saturar de nuevo los hospitales públicos. El sábado pasado, a nivel nacional se reportó el contagio de 12 mil 631 personas y la muerte de 225 mil, cifras que desde el pico de la curva, en enero pasado, no se contemplaban. En Colima, igualmente, 122 se contagiaron, aunque con bajos casos de fallecimientos, algo que en meses atrás ya no ocurría.

Si bien la vacuna para quienes sí valoramos nuestra vida, ha sido un atenuante que nos brinda tranquilidad y confianza, sabemos que no estamos exentos de contagio, aunque de darse, se considere de menor riesgo de hospitalización; sin embargo, la proximidad social, las reuniones, pero sobre todo las concentraciones de carácter político, religioso o deportivas, siguen siendo un riesgo latente de contagios, donde hace falta el rigor de los ayuntamientos para prohibir este tipo de reuniones.

Si a todo esto le sumamos la amenaza del dengue, zika y chikungunya, que ya hace presencia en Colima, por las elevadas temperaturas de la canícula y la falta de abatización contra el zancudo trasmisor, debido a la indolencia de la Secretaría de Salud, los pronósticos para la salud pública no son nada halagüeños, por el contrario, representan un verdadero riesgo sanitario.

El fin de semana en nuestra entidad se llegó a un 100 por ciento de hospitalizados por Covid-19 en los nosocomios de la Secretaría de Salud, en el área de Cuidados Intensivos, mientras en los del IMMS ya superan el 50 por ciento. A esto hay que agregar el angustioso grito de auxilio de Dolores González, dirigente del SNTS, quien afirma “no se ha concretado el envío de medicamentos, que es un problema a nivel nacional; si bien el Gobierno Federal ha hecho cosas buenas, se equivocó en el sistema de salud que se implementó… estamos para atrás, la gente se nos está muriendo en los hospitales por falta de medicamentos”.

Problemática que heredará la Gobernadora electa Indira Vizcaíno, quien deberá meditar seriamente sobre el tema y buscar a un profesionista de la medicina, serio, prestigiado y sin mala fama, evitando lo que ocurrió en las tres administraciones anteriores, cuyos titulares no dieron el ancho, exceptuando los breves lapsos en que actuaron los doctores José Rivas y Carlos Salazar, los demás pasaron de noche. También debe interceder para que mejoren los servicios en IMSS e ISSSTE.


*Analista político