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Hay que decirlo



CARLOS GARCÍA LEMUS

Gobierno fallido


Martes 31 de Agosto de 2021 12:00 am


A José Ignacio Peralta Sánchez le urge que llegue el 31 de octubre para entregar la administración estatal. Lo hará en medio de la peor crisis en Colima en materia de seguridad y con una enorme deuda, que según cálculos de la gobernadora electa, Indira Vizcaíno Silva, ascenderá a unos 8 mil 500 millones de pesos, aproximadamente el 50 por ciento del presupuesto autorizado al Gobierno del Estado para este año.

Con primeros lugares en varios índices de incidencia delictiva; con el municipio donde se han encontrado más fosas clandestinas en el país (Tecomán); con al menos mil 700 colimenses desaparecidos; y en lo más álgido de la pandemia del Covid-19, Nacho Peralta no quiere ya saber nada de lo que es su responsabilidad constitucional, hasta el último día de octubre de 2021. Si por él fuera hace tiempo ya se habría ido, como han abandonado el barco varios de sus colaboradores.

Apenas el lunes antepasado, anunciaba que ya el Gobierno Federal había enviado el dinero para poder pagar quincenas atrasadas a sus trabajadores, cuando ese mismo día, la Universidad de Colima le hizo un enérgico reclamo por el impago de 236 millones 312 mil 490 pesos. Y de obras importantes es de lo que menos puede presumir Peralta Sánchez durante su mandato. No hay progreso en el estado que entregará maltrecho.

Habrá que ver cuál será el destino inmediato del Mandatario, pues al menos en el periódico de circulación nacional El Financiero, se han manejado varias notas periodísticas y reportajes que señalan una presunta investigación en su contra por parte de la Unidad de Inteligencia Financiera, por enriquecimiento ilícito y la triangulación de recursos públicos, a través de varios prestanombres, para adquirir terrenos aledaños a la ampliación de la terminal marítima en Manzanillo.

Al final, es penoso lo que pasó con Nacho Peralta, independientemente de que esa investigación sea verídica o no, y de lo que se pueda desencadenar, pues había muchas expectativas de él y se esperaba un buen desempeño como Gobernador.

En realidad, tampoco había muchos elementos para augurar esos buenos resultados, pues el antecedente como responsable de un gobierno había sido en la Alcaldía de Colima, donde tampoco realizó obra importante.

Lo más significativo de su paso por la Presidencia Municipal fue la construcción de un pequeño puente en la avenida de Los Maestros. Sus impulsores afirmaban que por su cercanía y supuesta amistad con Enrique Peña Nieto (con quien trabajó como subsecretario de la SCT) le traería beneficios a Colima, lo que en los hechos nunca ocurrió.

Luego, con López Obrador, Nacho Peralta apostó por la confrontación, junto con otra decena de mandatarios con los que formó la Alianza Federalista, que resultó más mediática que efectiva, al grado de que varios de sus integrantes no acabaran nada bien sus encargos en los gobiernos estatales.

A la postre, Peralta Sánchez tuvo que pedir apoyo al gobierno de López Obrador, para hacer frente, en la última parte de su gobierno, a su responsabilidad con los trabajadores. A él no le importó dejarlos sin el pago de sus quincenas y endosó esa tarea a la administración federal.

Irresponsablemente sólo anunció que ya no tenía dinero para pagar las últimas siete quincenas que le correspondían y que si el Presidente (aquel al que siempre criticó y enfrentó) no lo ayudaba, no habría forma de que los trabajadores recibieran el dinero que les corresponde. Así es que a Nacho no le quedó más que apelar a la buena voluntad de López Obrador y agradecerle por sacarlo del atolladero.

Quedó demostrado, con el pésimo gobierno de Peralta Sánchez, que tener una supuesta excelente preparación en escuelas privadas nacionales y en el extranjero, y contar con galardones como brillante joven a nivel mundial, no es sinónimo de ser un buen gobernante, ni administrador.

Al final, hay que decirlo, es una lástima, pues quienes han pagado esa insensibilidad e incapacidad para bien gobernar, son miles de colimenses que atestiguaron cómo en los últimos 6 años el estado se derrumbó en asuntos prioritarios como la salud, la seguridad, así como la falta de empleos y la inversión.