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La palabra del domingo



ÓSCAR LLAMAS SÁNCHEZ

Hace oír a los sordos


Domingo 05 de Septiembre de 2021 7:09 am


¿Por qué hay personas que viven en la soledad y en la tristeza? ¿Qué es lo que está pasando con nuestro mundo? ¿Acaso no nos hemos dado cuenta de que Dios nos ha llamado a tender la mano al hermano sin importar su condición social?

El evangelio de este domingo presenta a Jesús como aquel que escucha y atiende la petición de unas personas que interceden por un hermano, ante su incapacidad de comunicarse, ya que era sordo y tartamudo.

Jesús viene a darnos la libertad, viene a abrirnos los oídos y a desatarnos la lengua porque nos quiere libres para manifestar el mensaje de su evangelio, que trae consigo el camino de la salvación y que expresa la alegría del encuentro vivo con el Señor. Por ello, este mensaje ha de ser llevado a todos los hombres sin exclusión alguna, ya que la salvación y el amor que Dios nos ofrece son para todos y no solo para algunos.

Sin embargo, muchos de los hombres y mujeres, en especial los jóvenes, buscan sólo lo placentero, lo que les mantenga felices por un momento. Esta situación es muy triste porque ya no se vive para amar auténticamente a sí mismo ni a los demás, mucho menos para interesarse por los problemas que pasan aquellos que nos rodean, esto va causando un vacío existencial en la persona, hasta perder el sentido de la vida. El egoísmo termina por dejarnos solos y vacíos.

Es aquí en donde está la tarea de todos los bautizados, pues es necesario ponernos la camiseta y entregarnos al servicio del reino de los cielos. Esto significa que tú y yo hemos de llevar el mensaje del evangelio con todo nuestro ser, es decir, no sólo con palabras bonitas sino con la propia vida.

Pero ojo, muchos de los que nos decimos católicos, tomamos a veces una actitud de jueces. ¿Por qué lo digo? Porque algunos nos sentimos con el poder de relegar a jóvenes u otras personas que toman modas extrañas o que pertenecen a ciertos grupos, cuando nuestro actuar debería ser conocerlos y ayudarlos, buscando la forma de acercarnos a todos los que se sienten alejados de Dios o que quizás ni siquiera lo conocen. Entonces seamos intercesores suyos y confiemos en Jesús que sabrá tocarles el corazón.

Recordemos cómo Jesús curó al sordo del  evangelio,  metiéndole los dedos en  los oídos y con la saliva le tocó la lengua y diciendo “Effetá”, fue entonces que se le abrieron los oídos y pudo hablar. ¿Cuánto más no podrá hacer con aquellos que nosotros excluimos por su forma de ser o pensar, o que quizás creemos imposible que crean en Dios?

Amigo(a): Si vivimos sordos al mensaje de Jesús, si no entendemos su proyecto, ni captamos su amor a los que sufren, nos encerraremos en nuestros problemas y no escucharemos los de la gente, no sabremos anunciar ninguna noticia buena. Deformaremos el mensaje de Jesús. A muchos se les hará difícil entender nuestro evangelio. Es urgente que todos escuchemos a Jesús.