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Psico-tips



GERARDO OCÓN DOMÍNGUEZ

Maldita fatiga


Domingo 05 de Septiembre de 2021 7:08 am


CUANDO estudiaba en la Facultad, teníamos algunas materias a las que no siempre les encontrábamos sentido. Algunas de esas materias, que incluso habían quienes consideraban de relleno, eran sobre todo las de contenido clínico o médico. Por más que nos decían que necesitábamos esas bases de la biología, teníamos algunas reservas.

La Psicología como tal emplea la palabra como herramienta y no existe un uniforme que nos diferencie como en otros oficios o profesiones. Quizás por ello a veces se subestima la capacidad de la profesión y creen que lo único que tenemos que hacer es escuchar y dar consejos.

Lo primero que nos instruyen a realizar, sobre todo en el trabajo de consultorio, es un análisis físico y hasta clínico de la persona que nos solicita el servicio, de tal forma que primero descartemos una afección fuera de nuestro campo, debido a que muchas enfermedades con un origen orgánico provocan afectaciones en el estado mental o emocional.

Nunca como hoy con el Covid-19 ha sido más evidente incluso para los que consideran que no existe, pues nadie está exento de padecer esta u otra enfermedad. Simplemente si tomamos en cuenta la gripe común, no es raro ver a las personas con agotamiento, sueño y ganas de estar dormido.

Muchas enfermedades orgánicas, es decir, que tienen su origen en algún padecimiento del cuerpo, pueden producir una terrible y profunda sensación de fatiga. Algunas de ellas son la anemia, hipotiroidismo, depresión (la depresión orgánica, consecuentemente), apnea obstructiva del sueño (o sea, ronquidos) y lupus, sólo por mencionar algunas.

Muchas personas son consideradas flojas por no querer trabajar, por no querer levantarse temprano o por no contar con la energía suficiente para terminar con la jornada completa, cuando en realidad no se trata de un juego de voluntades. Al contrario, el esfuerzo constante de estas personas les significa un gasto de energía emocional muy alto que mina poco a poco su mente y su alma, pues desemboca en sentimientos de impotencia, depresión y, por si fuera poco, más fatiga.

Muchas de estas enfermedades se pueden presentar a cualquier edad en cualquier persona, por eso es tan importante el adecuado diagnóstico antes de continuar con la consulta psicológica.

Ya durante la consulta y habiendo encontrado una enfermedad subyacente, el apoyo social que la familia pueda proporcionar es importante para una adecuada recuperación y aumento de la calidad de vida de cada uno de los miembros del grupo (familiar). Este debe consistir en estar pertinentemente informados acerca de la enfermedad, causas principales, tratamiento y expectativas de recuperación. En algunos casos las enfermedades no son curables, pero se puede llevar un tratamiento permanente que mantenga una buena calidad de vida, que sería muy diferente sin el apoyo familiar o sin el entendimiento de la enfermedad. Tener un apego al tratamiento adecuado y saber qué esperar, ayuda mucho a mantener el ánimo, así como a entender y aceptar el avance de la enfermedad.

Si ya se ha descartado un síndrome, también es cierto que a algunas personas nos cuesta mucho trabajo levantarnos temprano o tenemos reticencias para desarrollar algún tipo de esfuerzo o trabajo sostenido.

Las personas estamos orientadas biológicamente de manera natural a preferir el mayor resultado por el menor esfuerzo. Tal afirmación pudiera representar un choque cultural con lo que nos enseñan habitualmente en la escuela, pero no necesariamente es así, sino que nuestra sociedad, la estructura comercial y la configuración de nuestro medio ambiente, han provocado que necesitemos trabajar más y con menos beneficios. No es de extrañar que felicitemos y admiremos al que trabaja 14 horas diarias.

Ya con más detenimiento, se debe abordar desde el ejemplo familiar y las técnicas de enseñanza familiar para diagnosticar adecuadamente, puesto que nadie nace cansado.


*Psicólogo