Momentos
EVA ADRIANA SOTO FERNIZA
Agua y fuego
Sábado 11 de Septiembre de 2021 9:51 am
CUANDO niña y en el contexto de la educación religiosa que recibí
al estudiar en un colegio católico, nos enseñaban que ya había existido un
final de la raza humana, y que había sucedido por medio de un cataclismo
llamado Diluvio Universal. Creencias aparte, ¿quién no sabe la historia de Noé
y el Arca y la salvación de las especies animales por parejas? Otro dato
interesante sobre este relato, era el que habría ciertamente otro final del
mundo, pero en esta ocasión no sería por agua, sino por fuego. Desde entonces
las amenazas a la paz mundial nos han puesto en vilo. En esta era moderna de
armas atómicas, cuando la Guerra Fría entre la Unión Soviética y Estados Unidos
o cuando estalló la Guerra del Golfo, y demás acciones que regímenes como el de
Kim Jong-un, de Corea del Norte, despliegan haciendo ensayos con armas
nucleares. Ya que como bien sabemos, de estallar una Tercera Guerra Mundial las
cosas no serían tan localizadas en un continente, como sucedió durante el
desarrollo de la Segunda Guerra, sino que debido al nuevo armamento nuclear a
todos nos tocaría nuestro pedazo de apocalipsis. Y este, sí que sería por
fuego. ¿Qué comerían que adivinaban aquellos profetas bíblicos? Cuando la imaginación
vuela visualizo cómo sería una Tierra sin humanos. Como un total Paraíso
terrenal (pero sin Adán y Eva). Estos, que podían disfrutar de todo en ese
lugar idílico, ¡de todo!, menos de aquel árbol de manzanas del Bien y el Mal,
al fin humanos, ambicionaron más, ¡y qué mejor que lo prohibido! Perdieron el
estado de gracia en el que felizmente vivían, y de ahí en adelante todos
sabemos la historia. Como decía renglones arriba, fe y creencias aparte, esta
alegoría nos pinta tal cual somos, y nos pone un espejo enfrente para ver si
nos reconocemos o seguimos viendo para otro lado mientras la Tierra se
deteriora a paso cada vez más veloz.
Otra cosa es que no queremos extinguirnos, desearíamos volver a ese
Paraíso y trabajar para conservarlo. Pero hay señales del
peligroso calentamiento global por todos lados, la más notable es el aumento de
la temperatura en las aguas marinas, lo cual provoca el aumento en la
intensidad y frecuencia de huracanes. Y las lluvias torrenciales multiplicando
su fuerza destructora convirtiendo las imágenes de inundaciones en algo
habitual. Visto desde el espacio, Estados Unidos parece, ahora mismo, un
expositor de la crisis climática. Del huracán y las inundaciones de la costa
Este a la sequía sin precedentes, y el fuego extremo de la costa Oeste.
Poblaciones enteras evacuadas ante el avance sin precedentes de las llamas.
Imágenes que parecen sacadas de una película de ciencia ficción. Cielos teñidos
de rojo, o directamente a oscuras en pleno día por la densidad del humo
generado por los incendios. Mientras tanto,
gobiernos, políticos y poderosos miran
con condescendencia a los activistas climáticos y les dicen que no se puede
hacer lo que piden los científicos. Ya estamos a 1 grado de aumento de la
temperatura global. Creo que nadie querrá saber lo que pase cuando lleguemos a
3 grados. ¿Qué puedo hacer yo, qué podemos hacer nosotros los de a pie? Por lo pronto van dos
claves que según los científicos y la lógica más elemental nos aconsejan:
reducir al máximo el consumo de carne y lácteos, pasarnos a una compañía
eléctrica que sólo trabaje con renovables, intentar erradicar en la medida de
lo posible los combustibles fósiles de nuestras vidas, consumo responsable. Todo esto es
imprescindible para que detengamos el aumento del calentamiento global. Aunque
la verdadera llave para reducir las emisiones a tiempo, la tienen los
gobiernos. Sin cambios legislativos verdaderos, y sin presión popular esto no
va a ocurrir. Votar, movilizarse; presionar por el futuro de la vida en la
Tierra, donde no haya más destrucción por agua o por fuego.
bigotesdegato@hotmail.com