Indicador político
CARLOS RAMÍREZ
El PAN, aliado de VOX
Domingo 12 de Septiembre de 2021 7:09 am
DE manera
sorpresiva, el partido español VOX de Santiago Abascal irrumpió en el Senado
mexicano para sumar a legisladores del Partido Acción Nacional de México,
colocado a esta agrupación en el nicho conservador, empresarial y católico,
además de emerger en las pasadas elecciones legislativas del 6 de junio como el
eje de un bloque opositor formado por el viejo y derechizado PRI y un deslavado
PRD alejado de Cuauhtémoc Cárdenas y del presidente López Obrador. La
historia del PAN no parece ser muy conocida en España. Por
posición ideológica, se colocaría en un espacio intermedio entre el
ultraderechista VOX y el conservador Partido Popular. El PAN mexicano nació de
una de las costillas del Partido Nacional Revolucionario-Partido de la
Revolución Mexicana-Partido Revolucionario Institucional y aglutinó a las
principales fuerzas conservadoras contrarias al socialismo utópico de economía
mixta y Estado cuasi monopolista del presidente de Lázaro Cárdenas (1934-1940),
señalado como el primer presidente populista del México moderno. El fundador
del PAN fue Manuel Gómez Morín, abogado, banquero y ex funcionario del gobierno
del presidente Álvaro Obregón, además de fundador de una parte del sistema
financiero mexicano. Los grupos originarios del PAN salieron del
conservadurismo antirrevolucionario, del viejo porfirismo liquidado y de la
vertiente de historiadores favorables a la presencia española en el virreinato. En una
apretada síntesis se puede decir que el PAN mexicano es un partido católico,
integrista, proestadounidense y empresarial, aunque incorporado a la estructura
institucional del viejo sistema de partidos. De 1939 a 1976, el PAN fue el
único partido de oposición institucional, aunque con votaciones de entre 8 a 15
por ciento y poco afecto a participar en elecciones presidenciales. La reforma
política del presidente López Portillo en 1977 abrió el registro de nuevos
partidos, entre ellos el ilegal y semiclandestino Partido Comunista Mexicano y
a dos partidos de derecha conservadora, entre ellos el Partido Demócrata
Mexicano que habría representado los intereses de los grupos católicos
conocidos como cristeros o
soldados de Cristo que se levantaron en armas contra el Estado a finales de los
años veinte. En la
perversión priista de fragmentar y manipular el sistema de partidos, en los
últimos años se decantaron cuando menos cuatro partidos: el PRI que ha ido
perdiendo votos por su enfoque neoliberal, el PRD cardenista y lopezobradorista
que también nació de una costilla del PRI, ahora Morena como desprendimiento del
PRI y del PRD, el PAN que ha ido reconfigurando sus ideologías y
fragmentaciones políticas y dos partidos menores que han prevalecido por sus
alianzas como rémoras de partidos grandes: el Partido del Trabajo impulsado por
Raúl Salinas de Gortari, hermano del expresidente mexicano, que representaba a
grupos sociales en la orilla de la guerrilla en dos estados del norte de México
y el Partido Verde Ecologista alejado de cualquier tentación ecologista y
explotador de una propuesta que solo ha configurado votos. El nuevo
socio de VOX en México, el PAN, ha tenido oscilaciones ideológicas: nació de
los conservadores empresarios y banqueros que perdieron la revolución, derivó
en un grupo político conservador distanciado de los bloques bancarios, en el
período de 1976 a 1989 cayó en manos otra vez de empresarios conocidos como los
bárbaros del norte que tomaron el partido para usarlo como ariete de
banqueros expropiados en 1982, en 1987 copado por el líder populista
empresarial Vicente Fox para llegar a la presidencia en el año 2000 y luego
incorporado a la Democracia Cristiana internacional. El PAN
representa un pensamiento político conservador, decimonónico, de tendencias
monárquicas, empresarial y religioso, aunque sin un perfil estrictamente de
partido católico. En 1985, a instancias del entonces embajador norteamericano
John Gavin, representante del gobierno de Ronald Reagan, se alió con banqueros,
empresarios grupos ultraderechistas (el Yunque de Puebla y el Muro
de Ciudad de México) y los principales obispos católicos conservadores del
norte de México. El propósito fue construir un nuevo bloque de poder con el
apoyo de la Casa Blanca para quitarle al PRI la mayoría en la Cámara de
Diputados en 1985 y la presidencia en 1988 con la candidatura del empresario
ultraderechista Manuel J. Clouthier y el apoyo de los banqueros expropiados en
1982. Sin embargo, el PAN ganó la presidencia en el año 2000 con el político
ranchero Fox y en 2006 con el burócrata Felipe Calderón Hinojosa. La aparición
de López Obrador y de Morena rompió los espacios de dominación y de poder del
PRI y del PAN y colocó a Morena como la primera fuerza política partidista con
una votación de entre 40 a 50 por ciento, dejando al PAN como la segunda fuerza
política con 20 por ciento, al PRI como la tercera con 15 por ciento y al PRD a
punto de la extinción con apenas 3 por ciento electoral. El mensaje
del electorado dividió de manera política a México en dos bloques: la coalición
centro-izquierda-antineoliberal con Morena y figuras políticas del viejo
régimen priista y la alianza opositora PAN-PRI-PRD como representante del
modelo político del viejo régimen priista neoliberal de Carlos Salinas de
Gortari. En las legislativas de este año el país se dividió en 52 por ciento de
Morena y 48 por ciento opositor. El eje dinamizador de la oposición lo asumió
el PAN y con ello se definió el perfil conservador contra el Gobierno de López
Obrador. Sin embargo,
la alianza opositora ha condicionado al PAN a un proyecto de centro no radical
que permita la alianza con el PRI y el PRD. En este sentido, la incorporación
de algunos senadores panistas a la Carta de Madrid de VOX ya fracturó a la
oposición mexicana por el perfil anticomunista y monárquico del grupo de
Abascal porque estas ideas que han sido desterradas de la vida política
cotidiana de México. Las primeras
reacciones en medios y en la oposición no fueron de apoyo a los panistas
aliados a VOX y el propio PAN –que se encuentra en proceso interno para elegir
presidente nacional del partido– perfila un deslindamiento institucional de la Carta
de Madrid de VOX y por lo tanto disminuirá el efecto político real a favor de
la propuesta española. Y al final de cuentas, México ya abandonó desde hace
muchos años cualquier perfil anticomunista en sus fuerzas políticas y en los
hechos existe una disputa a empujones por apoderarse del centro político e
ideológico nacional.
@carlosramirezh