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Letras y números



JOSÉ ÁNGEL BRAMBILA LEAL

¡Quiero más México!


Lunes 13 de Septiembre de 2021 7:51 am


¡Así es México! Apenas se llega el 1 de septiembre y pareciera que todo se pinta con el verde de sus selvas tropicales, con el blanco de la espuma de sus mares y con el rojo de la sangre vertida por aquellos incomparables hombres y mujeres que conquistaron su independencia. Es el mes patrio –comienza a oírse por doquier–, y en los corazones amorosos de los hijos de Acamapichtli, de Ilhuicamina y de Cuauhtémoc, surge ese olor a Nación conquistada que trae reminiscencias de infancia, recuerdos de escolta, de tambores y trompetas escolares, cuando los devotos maestros de antaño nos enseñaban a honrar a los héroes que nos dieron patria y libertad.

Hasta hace unos pocos años, muchos compatriotas todavía traíamos ese México flor de piel. Con la llegada de las Fiestas Patrias nos invadía un entusiasmo que perduraba aún después de que los magnos festejos habían concluido. Las banderas, matracas y trompetas multicolores se dejaban ver y oír por doquier, accionadas por eufóricos colimotes de todas las edades, sin importar posición económica o social. Muchos hombres sacaban a relucir sus trajes de charro, mientras las mujeres lucían lindísimos trajes de china poblana, con vistosas faldas y hermosas blusas con bordados de chaquira en vivos colores, botas o zapatillas y un ceñidor que hacía juego con los listones que sostenían las dos trenzas.

Las serpentinas, el confeti y las figuras de papel de china inundaban las calles, mientras los autos se adornaban con banderines y gusanos de papel, y aun a las bicicletas les colocábamos aquellos rehiletes de plástico con los tres colores nacionales. El regocijo que despertaban los festejos era contagioso y, durante el tiempo que duraban las conmemoraciones, los corazones rebosaban de fervor patrio, al grado de que miles de paisanos avecindados en el país del norte, se programaban en esas fechas para trasladarse a nuestro suelo a pasar sus vacaciones.

¡De ese México quiero más! ¡No le echemos la culpa a los gobernantes! Lo que necesitamos es recuperar nuestros orígenes y tradiciones, nuestro optimismo, nuestra alegría y aquella pasión con que recordábamos a los verdaderos héroes que no dudaron en ofrendar su vida por hacer de este territorio un país independiente. Quiero un país donde los mexicanos dejemos de quejarnos de nuestros políticos, de la pobreza, de la inseguridad y de la violencia y gritemos clamorosamente que México es más que todos esos males.

Hagámosle sentir al mundo que México… ¡Nuestro México!, es un pedacito de cielo que vale la pena visitar; que en el centro del país existe un cachito del paraíso al que Dios ha reservado para visitantes ilustres y que esa pizca del edén se llama Colima, un pequeño estado adornado con un pico nevado y un volcán, unas bellísimas playas bañadas por el Océano Pacífico y unas majestuosas montañas donde aún se pueden observar pumas, tigrillos y venados cola blanca y bandadas de pájaros multicolores que cruzan el cielo azul.

Tal vez los colimenses estamos tan acostumbrados a la belleza colimota que ya nos es indiferente. Sin embargo, cuando un extranjero camina Colima, no se le borra la sonrisa. Vamos llevándolos a transitar por la Calzada Galván y luego por la avenida Sevilla del Río. Los detenemos en el cruce con la calle Ignacio Sandoval para deslumbrarlos con los cuatro puntos cardinales de esa esquina. Después los llevamos a Comala y en la tarde noche les leemos un cuento de Juan Rulfo y los invitamos a buscar la casa de Pedro Páramo. Cuando el asombro asome a sus ojos, le seguimos hasta Suchitlán y los llevamos a que conozcan las máscaras de Candelario y, si pueden caminar, que recorran unas cuantas calles del pueblo para que nunca lo olviden.

Y así, paso a pasito, septiembre se irá yendo entre los párpados del olvido… ¡Hasta el año entrante! Y lo más maravilloso, que no hablamos mal de México ni de sus gobernantes. ¿No quiere más México?

¿Gusta opinar? Lo espero en Las Mentadas.


jbrambilaleal@yahoo.com.mx