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Indicador político



CARLOS RAMÍREZ

Casa Blanca no pudo doblegar a México


Martes 14 de Septiembre de 2021 7:26 am


DE nueva cuenta la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, no pudo someter a México a la lógica unilateral de la seguridad nacional de Estados Unidos. La Cumbre del pasado jueves 9 de septiembre en la Casa Blanca no logró concretarse en algún comunicado conjunto y las dos partes quedaron para reuniones posteriores.

Por primera vez en la historia posrevolucionaria, el presidente de EUA rehúye un encuentro personal con el Presidente mexicano. En cambio, también por primera vez, una funcionaria con rango de poder decretado en el Consejo de Seguridad Nacional se hace cargo de la agenda bilateral con México.

En este contexto, la Administración Biden-Harris no ha entendido el enfoque de autonomismo nacionalista del presidente López Obrador y el camino del proyecto posneoliberal, que está ajustando en los hechos para, sin llegar a la revisión estructural, corregir las concesiones productivas del Tratado de Libre Comercio firmado por Salinas de Gortari en 1993.

Pero la parte más importante de la relación Biden/Harris-AMLO radica en la estrategia del canciller mexicano Marcelo Ebrard Casaubón, para desvincular la dependencia productiva del Tratado con los objetivos estratégicos y de seguridad nacional del gobierno mexicano. Es decir, estamos ante un ajuste al Memorándum Negroponte de abril de 1991, en el que el entonces embajador estadounidense en México, el estratega de seguridad nacional estadounidense John Dimitri Negroponte, afianzó el Tratado como una forma de doblegar los tres pivotes de México: el nacionalismo contra el acoso de EUA, la política exterior nacionalista y el papel estratégico del Estado en la configuración del proyecto nacional.

El Memorándum Negroponte, revelado en mayo de 1991 por la revista Proceso, marcó la entrega de México a los principios de seguridad nacional de EUA. Lo grave del asunto fue el hecho de que Salinas siempre supo que el Tratado no era solo un acuerdo de integración productiva, sino que implicaba la derrota del nacionalismo histórico mexicano y la subordinación de México al paraguas de seguridad nacional estadounidense.

Del documento del diplomático –asesor estratégico en Vietnam y primer director central de inteligencia después del 9/11 terrorista– se rescata el párrafo clave:

“La dimensión de la política exterior de México está en el proceso de cambiar dramáticamente la sustancia e imagen de su política exterior. Ha ido de una visión ideológica, nacionalista y proteccionista a una visión de los problemas mundiales más pragmática, competitiva y hacia afuera. El factor que obligó a ese cambio fue el fracaso de la política previa para responder a las necesidades del pueblo mexicano, pero el mejor y más responsable liderazgo político fue, claramente, un factor indispensable”.

Por decisión de Salinas de Gortari, México entregó su política exterior y su nacionalismo a los intereses de EUA. De ahí la forma en que Bush Jr., Obama, Trump y ahora Biden ven a México como un empleado menor y carente de posibilidad siquiera de definir sus “intereses nacionales”. El Diálogo de Alto Nivel del pasado 9 de septiembre fue unilateral, sin posibilidad de que el canciller mexicano presentara el enfoque de México en las cuatro áreas formales. Por lo demás, los cuatro pilares binacionales definidos por EUA representan los intereses de la Casa Blanca, definidos en la Estrategia de Seguridad Nacional de marzo de este año.

Las sonrisas fotogénicas de la vicepresidenta Harris no pudieron ocultar el fracaso de la Cumbre bilateral. Y tampoco despejaron las dudas de la agenda subyacente de seguridad fronteriza basada en tres temas vitales para Washington: el control de la frontera bilateral hoy en manos del crimen organizado y de la corrupción de funcionarios de ambos países; la decisión de EUA de venir a México a combatir a los cárteles del narco; la queja mexicana de que las estructuras de drogas en EUA están controladas por el contrabando tolerado por el gobierno estadounidense; el consumo de drogas como demanda que determina la oferta; y el control del narco al menudeo en ciudades de EUA por parte de 11 cárteles mexicanos que llegaron, se asentaron y operan con la tolerancia de la Casa Blanca.

Política para dummies: La política es el desacuerdo.


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@carlosramirezh