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Las ausentes



ROSA EVELIA VILLARRUEL FIGUEROA


Viernes 17 de Septiembre de 2021 7:18 am


A pesar de la pandemia del Covid-19, las Fiestas Patrias hicieron su presencia en la mayoría de los hogares mexicanos, al fin y al cabo, el espíritu patriótico lo llevamos por dentro; con una modesta cena, cada quien a su manera festejó, sobre todo el gran milagro de estos tiempos, seguir con vida.

No dejan de causar cierta nostalgia los tiempos pasados, cuando todo lo visible se volvía un festejo viviente, las fachadas de las casas, carros, calles, los centros de las ciudades y pueblos se vestían de color patrio, con sendas banderas ondeando los tres colores que reafirman nuestra identidad y arraigo.

Lo que no ha cambiado es el discurso, mareador a veces, de quienes en su respectivo turno les toca hacerlo desde los balcones de los palacios municipales o estatales. Fechas, nombres, acciones y todo lo que envuelve a la historia de quienes hicieron posible que hoy gocemos de cierta independencia. Aunque las grandes ausentes en los discursos siguen siendo las mujeres, que hasta con su vida también contribuyeron enormemente a este cambio.

Quiero mencionar sólo a algunas de ellas, puesto que han salido a la luz sus acciones a partir de que otras mujeres se han dedicado a investigar desde otra mirada para descubrir a unas verdaderas heroínas, que no están en los libros de texto y no se les ha otorgado el reconocimiento merecido.

Rafaela López Aguado. Madre de los hermanos López Rayón. Fueron cinco hijos en total, el que primero se unió a la causa fue el mayor, Ignacio, para luego convencer a los demás a que se sumaran también. Cuando uno de sus hijos fue detenido por el ejército realista, le ofrecieron el perdón de su hijo si convencía a los demás a dejar el movimiento, ella respondió contundente: “Prefiero un hijo muerto, que traidor a la Patria”.

Mariana Rodríguez del Toro. Su contribución a la Independencia fue haber fraguado junto con su esposo el secuestro del Virrey Francisco Xavier Venegas, al enterarse que varios líderes de la insurgencia habían sido capturados; la descubrieron y fue capturada, encarcelada y torturada. Según la historia, esto sucedió en 1810 y la liberaron en 1820.

Altagracia Mercado. La noticia de que el cura Hidalgo campeaba los territorios hidalguenses en su lucha independentista, Altagracia, con recursos propios, armó un ejército de lugareños (hombres y mujeres) que se unieron a la causa poniéndose a la orden de quien los comandaba, pues no sólo hizo el rol de recluta, sino que entrenó en uso de armas estrategias militares a su grupo.

Debido a que la política del ejército enemigo era no tomar prisioneros por los reducidos espacios carcelarios, quien fuera capturado pasaría necesariamente por el fusilamiento obligatorio. Lo que la define como una de las mujeres de la historia, es el hecho de al haber perdido a su ejército a manos del enemigo, y quedando sola, se arrojó hacia él para ser asesinada, sin embargo, el capitán al mando al ver su arrojo, le perdona la vida y la condena a pasar 4 años encarcelada y sometida a trabajos forzosos.

María Ignacia Rodríguez. Seguramente el nombre no indique con certeza a quién me estoy refiriendo; pero si digo La Güera Rodríguez, la cosa cambia, porque así es como la historia la ha colocado como una de las mujeres más influyentes en la política; también, se dice, como la primera feminista de nuestro país. Así la define Guillermo Barba, autor de la novela La conspiradora.

La Güera Rodríguez fue libre de cuerpo, pero también de mente. Tuvo dos estigmas: el primero, conseguir su propia libertad como mujer, y el segundo, la libertad de su patria. Ambas las consiguió a pesar de que tenía familia y de haber puesto en riesgo su riqueza. Desde 1808 hasta la consumación de la Independencia, en 1821, se mantuvo viuda, fue madre de cinco hijos, arriesgó su vida, se enfrentó a la Inquisición y conspiró para alcanzar el sueño libertario. ¡Vivan las mujeres que nos dieron matria!