Cargando



Momentos



EVA ADRIANA SOTO FERNIZA

Compañeros


Sábado 18 de Septiembre de 2021 3:54 pm


PARECIERA que en esta mala racha sanitaria que estamos viviendo nuestro estado de ánimo está más necesitado que nunca –valga la redundancia– precisamente de eso, de ánimo. El mundo está dedicado a luchar contra el virus traidor que parece burlarse de todos los intentos por dominarlo. Y soterrado, espera la oportunidad para adueñarse de organismos indefensos para crecer, mutando a diestra y siniestra como un ente de novela de ciencia ficción.

Ante la indefensión física no queda más que seguir las normas de prevención y tratar en lo posible de sacarle la vuelta al indino (que es más o menos como un “cabrón” pero sin ser malapalabra). Signos particulares de este terrible visitante son la soledad, el aislamiento y la incomunicación, que vienen a fortalecer al indeseado y a debilitar nuestras defensas. Cuando uno necesita más del contacto humano y del afecto genuino, no puede tener acceso a estos, so pena de contagiar en menos de lo que dura un suspiro.

En este contexto considero afortunados a quienes tienen un animal de compañía, por lo que no es incidental el que en estos tiempos esté habiendo más hogares dispuestos a tener una mascota, sobre todo en aquellos donde hay personas que viven solas. El amor hacia los animales, en particular a  perros o gatos, se ha vuelto hoy bastante comprensible sobre todo para quienes no eran atraídos por ellos o les eran indiferentes.

Hay todo un tratado, que no está en ninguna biblioteca o medio digital, sobre el amor que permea en el reino animal y que contagia a quien se asoma o aventura en él. Aquí me refiero a los canes y felinos por ser los más adecuados para una casa urbana, ya que si se cuenta con una estancia en el campo o fuera de la ciudad hay toda una variedad de encantadoras mascotas.

Cuando se llega a entender la importancia y el beneficio que se recibe a través de estos seres, uno considera un privilegio y un regalo el convivir con ellos, ya que aún con los cuidados que requieren –como todo ser vivo– recibimos amor incondicional, lealtad y alegría, los cuales, componen una alquimia especial que resulta en el elemento más buscado por el espíritu, la paz. Quien lo haya experimentado puede apoyar esta tesis, sin juzgarla como exagerada.

Un caso fuera de lo común, hablando de animales, ha sido el sucedido en mi familia: uno de mis hijos, Álvaro, recogió a un grupo de 12 patitos Pichichi de los que abundan por estas fechas del calendario, debido a que en ellas se dan los nacimientos, ya que al parecer estas aves prefieren anidar en árboles de esta zona y curiosamente dentro de la mancha urbana. Los patitos recién nacidos cayeron del árbol en un jardín privado de Calzada Galván y sus padres no pudieron recuperarlos, por lo que fueron a parar a la casa de Álvaro y su familia –que a estas alturas está de más decir que son amantes de los animales.

La crianza no ha sido fácil, ya que son aves silvestres, pero el disfrutar de un trozo viviente de la naturaleza ha valido la pena. Ha sido un privilegio para mis nietos, Julieta y Alvarito verlos crecer en su propia casa; para nosotros, tener un espacio dentro de esta atmósfera opresiva de pandemia, en el que hemos podido disfrutar del espectáculo de vida de estas aves. Pronto deberán volver a la libertad y será otro motivo de gozo –aunque agridulce– haberlos ayudado a sobrevivir y a regresar a su hábitat, que será buscado de acuerdo a su crianza semi-doméstica.

Aunque, como anteriormente comentaba, este hecho es inusual aunque en nuestro caso bendecido, pero, cuántos perros y gatos hay por ahí en la calle y en albergues, que afortunadamente los rescatan, y a los cuales habría que dar preferencia para adoptar en lugar de adquirir uno de raza en lugares establecidos. Estos, los adoptados, son mucho mejores compañeros por alguna amorosa razón, ya que agradecen el haber encontrado un hogar donde los quieran y alimenten. Un ser del reino animal que ladre o maúlle puede ser la mejor receta para la tristeza o depresión que ronda en este tiempo de plaga. ¡Ahora y siempre serán los mejores compañeros!

 

bigotesdegato@hotmail.com