Indicador político
CARLOS RAMÍREZ
México en el tablero estratégico de España
Domingo 19 de Septiembre de 2021 6:57 am
LOS forcejeos
entre los gobiernos de México y España a propósito del pasado histórico y del
presente inversionista parecieron aclararse con la presencia en tierras
mexicanas del partido ultraderechista VOX, a invitación del partido conservador
PAN. El mar de fondo en este escenario es más grande que el Atlántico que
separa a ambos continentes. El
contrapunto a esta alianza de la derecha-ultraderecha promovida por VOX en Iberoamérica
se localiza en el llamado Grupo Puebla,
una agrupación política de 2019 formada por dirigentes y politólogos
iberoamericanos de corte progresista –whatever thats means o cualquier cosa
que ello signifique– en el que aparecen Cuauhtémoc Cárdenas; el expresidente
boliviano, Luis Arce; el expresidente ecuatoriano, Rafael Correa; el dirigente de
Morena, Mario Delgado; el expresidente brasileño, Luis Ignazio Lula Da
Silva; el presidente argentino, Alberto Fernández; el chileno José Miguel Insulza;
el chileno Camilo Lagos; el expresidente paraguayo, José Mújica; el expresidente
boliviano, Evo Morales; la ministra española, Irene Montero; el expresidente
español, José Luis Rodríguez Zapatero; la expresidenta brasileña, Dilma
Rousseff; el político mexicano, Zoé Robledo; el expresidente colombiano, Ernesto
Samper; entre otros. La
polarización neoliberalismo-populismo ha comenzado a marcar una subetapa del
desarrollo político-ideológico del mundo, como una versión light de la confrontación
sistémica capitalismo-comunismo que determinó el precario equilibrio militar en
el periodo 1951-1991. La pandemia y su efecto en el papel dinámico del Estado
es parte del escenario estratégico y el relevo Trump-Biden en Estados Unidos
ayudó a reacomodar las piezas del tablero mundial, ante la debilidad
estadunidense que volvió a reactivar el dinamismo geopolítico de la China de
Jinping y de la Rusia de Putin. España abandonó
su papel geopolítico en Iberoamérica y se centró en el tema de los negocios y
las inversiones trasatlánticas, no siempre con buenos resultados. El ciclo
populista actual ha profundizado los reclamos a España a propósito de los temas
históricos del Siglo 16 y la expansión de –en términos de José Ortega y Gasset–
de la welpolitik o política-mundo. Los
reclamos históricos del presidente mexicano López Obrador a España por el término
de descubrimiento, resistencia o Conquista de América, aunados a los dardos declarativos contra
las inversiones españolas en México como empresas de exacción, se insertan con
la presencia del PSOE y Unidas Podemos en Iberoamérica de la mano del Grupo Puebla como Internacional Populista y ahora con
el desembarco de las carabelas
de VOX en el puerto político e ideológico del PAN mexicano como partido
conservador y católico. El PAN mexicano
se había decantado en dos formaciones: de un lado, la fascistoide que se nutría
de grupos locales radicales con raíces históricas en los imperialistas de
Maximiliano el Siglo 19, las ideas conservadoras de la Iglesia Católica en
temas como aborto y matrimonio civil derivado de las Leyes Juárez y de la lucha
contra la influencia comunista de la Revolución Cubana en los años sesenta; del
otro, la pragmática conservadora centrada sólo en la dinámica mercado-Estado. El
contenido de la Carta de Madrid
firmada por senadores panistas suena ajeno a la política mexicana, sobre todo
por la derrota ideológica, de sistema y de influencia geopolítica del comunismo
como concepto, toda vez que en Iberoamérica ven a Rusia y a China más bien como
inversiones productivas y no como territorio ideológico o como ejemplo a instaurar
en las sociedades subdesarrolladas de la región. El
debate se ha asentado en la dialéctica neoliberalismo-populismo o el papel
económico del mercado o el Estado. El único gobierno marxista-leninista en Iberoamérica
es el de Cuba y después del fracaso de las guerrillas ninguna fuerza política
lo quisiera como ejemplo a seguir. En todo caso, la desviación ha sido hacia el
populismo de grupos de poder o de políticos que se quieren eternizar en el
poder. El único país que hoy se encuentra en crisis por la falta de respeto a
las reglas mínimas de la democracia es Nicaragua, pero sin apoyo político e
ideológico e inclusive con críticas de parte de Cuba por los abusos de la
familia Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo para eternizarse en el poder
como patriarcas al estilo de García Márquez. El
lenguaje ultra de Santiago Abascal asustó, inclusive, a figuras del panismo
tradicionalista conservador y obligó a un deslindamiento interno en el partido
para señalar que los apoyos y formas a la Carta fueron a título individual. Inclusive, el PAN despidió a
un funcionario menor del grupo parlamentario a quien responsabilizaron de la
invitación no oficial a VOX. Asimismo, los aliados PRI y PRD –de vieja
militancia socialista, aunque hoy afiliados al conservadurismo de mercado– presionaron
a sus aliados panistas para evitar mayor presencia de VOX en el PAN mexicano. Grupos
franquistas y nazis han permanecido en los pliegues del PAN como células
dormidas, pero sin ninguna influencia real en la definición de propuestas de gobierno
o de grupo. En la presidencia durante dos administraciones, de Fox (2000-2006)
y de Calderón (2006-2102), el PAN no pudo darle una marca conservadora al
gobierno y sólo abrió la puerta para el regreso del PRI en 2012. El PAN,
por lo demás, se encuentra en una alianza que quisiera ser de centro
político-ideológico-económico y no de radicalismos anticomunistas, aunque en
esa coalición participe la Coparmex, un sindicato patronal de activismo político. Y como
corolario, el Grupo Puebla o Internacional Populista no tuvo
efectos políticos en las alineaciones políticas, ideológicas y partidistas y,
como se dice por aquí, “pasó de noche”. @carlosramirezh