Romper filas
RAÚL PÉREZ OSORIO
Martes 21 de Septiembre de 2021 7:15 am
Señores, no dividan la fe. Las fronteras son para los países, en este mundo hay más religiones que niños felices. Ricardo Arjona LA polarización es el fenómeno por el cual la opinión pública se divide en dos extremos opuestos. También se refiere a las facciones extremas totalmente contrarias de los partidos políticos. Las personas o cosas totalmente opuestas a otras también se les llaman antípodas. Nuestra historia nacional se ha movido en estos conceptos y el riesgo es grande, hoy ya se habla que el norte va a ser el sur. La polarización se fundamenta en aspectos económicos, religiosos, políticos e ideológicos, por encima de la razón y la justicia. Un ejemplo que actualmente atenta contra las Bellas Artes es el siguiente. Conocíamos como artistas a Rafael Sanzio, Miguel Ángel, Amedeo Modigliani, Fedor Dostoievski, Vincent van Gogh; a miles de hombres y mujeres que contribuyeron a la formación y a la estética de la humanidad. Por cierto, casi todos ellos vivieron en la miseria económica. Hoy se les llaman artistas a quienes a través de los medios de comunicación deformaron el origen del concepto. La orfandad cultural acepta como “artistas” a quienes viajaban en aviones privados y trabajaban para Televisa, pero sus méritos artísticos eran defraudar con miles de millones de pesos al pueblo mexicano. Son dos filas dentro de la sociedad con características muy claras. En el porfiriato nombraron una comisión de militares para que fueran a comprar piezas de artillería a Francia. Un general de apellido Mondragón exigía un 25 por ciento de sobreprecio para su beneficio en la compra de cañones. Un militar se opuso al general, fue inmediatamente excluido de la compra y regresado a México, su nombre: Felipe Ángeles. Esa rapacidad se heredó a los partidos políticos que gobernaron a México por más de 80 años, desde Carlos Salinas de Gortari a Enrique Peña Nieto, se distinguieron con títulos de universidades extranjeras, que les permitió actuar de la manera más rufianesca, políticamente hablando. La otra fila de mexicanos y mexicanas formados en la línea opuesta, es de valorarse en su justa medida: Ricardo Flores Magón, perseguido, encarcelado y humillado por el gobierno mexicano y finalmente asesinado en una cárcel de los Estados Unidos, donde se dice lo torturaron hasta causarle la muerte. Jamás se doblegó, diciendo que mientras hubiera explotación de hombres, mujeres y niños en México, no se retractaría. El integérrimo y de estirpe militar, Felipe Ángeles, se lo llevó el torbellino de la traición, era odiado por Venustiano Carranza, quien ordenó que se le juzgara por leyes militares, cuando él ya no formaba parte del Ejército. La dignidad de Ángeles fue más allá, ¡ordenó su ejecución! Andrés Manuel López Obrador indicó en su testamento político que no utilicen su nombre en calles, avenidas, universidades y demás instituciones. Esto despedaza la vida neoliberal, distante del humanismo. Hidalgo dijo “¡muera el mal gobierno!”, refiriéndose a la esclavitud y desprecio hacia los indígenas, a la inhumana explotación y degradación de los pueblos prehispánicos; hoy hay que extender acta de defunción a los gobiernos que aprobaron el Fobaproa, que se unen a la rapacidad. ¿En cuál fila estás, querido lector? Unámonos por esta ocasión al poeta cubano Nicolás Guillén, con su poema La Muralla. “Para hacer esta muralla, tráiganme todas las manos: los negros, sus manos negras, los blancos, sus blancas manos. Ay, una muralla que vaya desde la playa hasta el monte, desde el monte hasta la playa, allá sobre el horizonte. —¡Tun, tun! —¿Quién es? —Una rosa y un clavel... —¡Abre la muralla! —¡Tun, tun! —¿Quién es? —El sable del coronel... —¡Cierra la muralla! —¡Tun, tun! —¿Quién es? —La paloma y el laurel... —¡Abre la muralla! —¡Tun, tun! —¿Quién es? —El gusano y el ciempiés... —¡Cierra la muralla! “Al corazón del amigo, abre la muralla; al veneno y al puñal, cierra la muralla; al mirto y la hierbabuena, abre la muralla; al diente de la serpiente, cierra la muralla; al ruiseñor en la flor, abre la muralla”. La nostalgia aflora. Hace 10 años murió el amigo Enrique Salazar Abaroa, un abrazo a su esposa Mary Noriega y a sus hijos.