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Maldonado dice



CARLOS MALDONADO VILLAVERDE

La última y nos vamos


Viernes 24 de Septiembre de 2021 7:16 am


PARA finales de octubre de este año, los empleados de confianza del gobierno deberían estar considerando cobrar la última quincena para irse. Con ella deberían recibir (si los hay, no sé) fondos de ahorros, parte proporcional de vacaciones, parte proporcional de aguinaldo, 3 meses por liquidación y prima de antigüedad. Si hay otras prestaciones que no haya cubierto el gobierno, también deberían cubrirse. Pero Indira ya señaló que no cuenta con dinero para pagar los aguinaldos, lo que traducido al momento presente quiere decir que tampoco Nacho tiene para hacer los pagos correspondientes.

Así es que, lo más probable es que ni siquiera cobren su quincena, o tal vez les queden a deber más de una. Bueno, al menos pueden recurrir al fondo de recursos que tienen en el SAR… ¿o no? Porque tal vez el gobierno no hizo las aportaciones al Sistema de Ahorro para el Retiro, ni al Infonavit… ¿y al IMSS? ¿A Pensiones del Estado? ¡Qué complicado!

Son los absurdos de las leyes hechas “a modo” por legisladores irresponsables. La Modalidad 36 del IMSS atiende 160 mil trabajadores al servicio de gobiernos estatales, municipales y organismos descentralizados. No cubre riesgos de trabajo. No cubre invalidez y vida. No cubre retiro, cesantía y vejez. Tampoco cubre guarderías y prestaciones sociales.

La Modalidad 38 atiende ese mismo espectro, más algunos empleados federales (no especifica a cuáles), y llega a 270 mil servidores públicos con riesgo de trabajo y enfermedad y maternidad. Se acabó, ni una prestación más.

Finalmente, la Modalidad 42 cubre casi todo el espectro de servicios, excepto guarderías y prestaciones sociales. ¿A qué modalidad están inscritos los trabajadores de confianza que ahora saldrán como Messi, a convertirse en “agentes libres” y a buscar una nueva posición? Peor aún, los que ni siquiera eran de “confianza” sino de “contrato”, contrato que les renovaron una y otra vez a pesar de lo que la misma Ley Federal del Trabajo señala ya que recontratar por periodos es una manera de violentar la ley y los derechos de los trabajadores.

Que quede bien claro, lo que digo no aplica únicamente para el caso de Colima, sino de la mayoría, tal vez la totalidad de los patrones del sector oficial que burlan los derechos de los trabajadores a veces hasta con la complicidad expresa de leyes a todas luces inconstitucionales, nugatorias de Derechos Humanos y contrarias a la Ley Federal del Trabajo.

Pero es un hecho que los empresarios, el sector privado, estamos obligados a cumplir con las leyes y garantizar a los trabajadores sus derechos, en tanto que el sector público hace lo que le viene en gana. Esta es una realidad que trasciende el ámbito del trabajo: paraestatales que no pagan derechos a los Ayuntamientos, gobiernos estatales o municipales que no pagan impuestos, oficinas federales que no pagan predial… y –de pilón– la ilegalidad del DAP y la permanencia de impuestos tan absurdos como el de la Tenencia, mismo que ni siquiera se cobra, pero que sigue ahí –como la espada de Damocles– pendiente sobre la cabeza del contribuyente para caerle encima en cualquier momento.

Ojalá la reforma que le importara al Presidente fuera la de simplificar la defensa de los derechos de los ciudadanos y la de facilitar el cumplimiento de sus obligaciones. Ojalá propusiera y lograra que todas las instituciones gubernamentales cumplieran con la ley eliminando las excepciones y permitiendo que la certidumbre se convirtiera en un derecho.

Hoy, el Gobierno de Colima no recibe de la Federación los montos de participaciones extraordinarias que antes recibía año con año, el pacto fiscal ya no es lo mismo… Colima pierde. Hoy, miles de trabajadores de gobierno esperan con incertidumbre el fin de sexenio. Hoy, los empresarios esperamos cualquier cosa de las Legislaturas y después hay que esperar qué más inventa Hacienda con sus “misceláneas fiscales”. Quizás ese altísimo grado de incertidumbre es el que tiene al país en un atraso respecto de otras economías emergentes, como Corea del Sur o Singapur.

O, quizás, ya no tenemos lucha.