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CLAUDIA GABRIELA CAMACHO ANDRADE

2021, oportunidad de reflexión sobre nuestra identidad mestiza


Viernes 24 de Septiembre de 2021 7:12 am


¡Larga vida a México!


ES de celebrarse el realce que en la antigua Tenochtitlan, ahora Ciudad de México, se dio el mes pasado a nuestro origen prehispánico. Es preciso reflexionar de qué manera hemos forjado nuestra identidad mestiza y cuál es nuestra postura respecto a los pueblos originarios.

A partir de la caída de México Tenochtitlan en agosto de 1521, algo mal hemos hecho los mestizos mexicanos como para que en pleno Siglo 21 un estudiante del nivel básico pregunte en su clase de historia “¿y por qué aquí estábamos tan atrasados antes de que llegaran los españoles?”, o tengan expresiones tan lamentables como “¡qué bueno que vinieron porque si no, estaríamos peor!”.

Y no se trata de ponerse de un lado o del otro, de enaltecer a uno y desprestigiar al otro. Se trata de apegarse a las evidencias que son, finalmente las que reflejan lo que fuimos, lo que hemos sido y lo que aspiramos a ser como pueblo, como nación.

Estas evidencias nos demuestran que: las culturas prehispánicas, en especial las mesoamericanas (desde Sinaloa-Nayarit hasta Centroamérica), se distinguieron por su elevado desarrollo agrícola, arquitectónico, astronómico, medicinal, matemático y muchos otros campos del conocimiento. Esto no significa de manera alguna restar importancia a las culturas hacia el norte de hoy México, es sólo referir un espacio geográfico más representativo.

Son culturas milenarias en el continente, que construyeron todas, una cosmovisión respecto al mundo (tenían una explicación de la creación del universo, de la vida y de la muerte).

Culturas con estándares éticos muy elevados donde el respeto a los padres, el trabajo comunitario y los valores regían su vida en sociedad con castigos ejemplares a aquellos que los quebrantaban.

Que en ese entonces España era una potencia imperialista y que a su llegada a nuestro continente en el nombre de un solo Dios y la corona, ejercieron engaño, traición, violencia, mataron, mancillaron, sometieron e incurrieron en el despojo de tierras, en la imposición cultural, en la esclavitud, en el racismo y el clasismo.

Que la monarquía española solapó formas de gobierno, las audiencias inicialmente y el virreinato después, que se caracterizaron por tratos inhumanos con la población indígena y otras castas (las mezclas de africanos y asiáticos que también trajeron en calidad de esclavos) y por un alto grado de corrupción.

Los malos mexicanos hoy, que son minoría siguen como desde hace 500 años en la corrupción, adoptaron muy bien esas prácticas allende el mar atlántico, siguen tratando de someter, de mancillar y practican aún el racismo y el clasismo. En verdad, son basura y deben ser repudiados.

¿De dónde vienen los buenos mexicanos? De la resistencia, de la lucha por sobrevivir culturalmente porque ante tanta barbarie, tanta injusticia y opresión, hoy en el Siglo 21 los buenos mestizos mexicanos, adoptamos y de qué manera el trigo y la leche, las carnes antes desconocidas pero seguimos admirando e incentivando un Día de Muertos, somos místicos, solidarios, somos hierberos, somos maíz y frijol, somos el guajolote, los cientos de chiles, somos vasijas de barro, obsidiana y jade, monumental piedra labrada, somos de las montañas, de las mesetas, de los ríos y los mares. Y los buenos mexicanos aún respetamos a la madre y al padre porque para nosotros la familia es y será lo principal.

Reconocemos el origen europeo pero jamás justificaremos el sometimiento ni el despojo. Sabemos admirar lo importante de la cultura europea pero América siempre será la madre tierra y nuestro orgullo.

Y que no nos digan que no podemos porque nos crecemos ante la desgracia o la adversidad porque resistir es parte de nuestro ADN.

¡Viva México!