Indicador político
CARLOS RAMÍREZ
Desafío post Castro: institucionalizar la revolución cubana
Domingo 26 de Septiembre de 2021 7:08 am
CON la
carga emocional, política, ideológica y geoestratégica, Cuba y América Latina
acaban de perder otra oportunidad para sacar a la República de Cuba de la tumba del viejo modelo de la Unión Soviética. Los
saldos de la visita del presidente cubano Miguel Díaz-Canel a México dejaron el
mensaje de que el espíritu cesarista de Fidel Castro sigue deambulando como
fantasma en los complicados caminos de América Latina. El
posicionamiento político del presidente cubano en la ceremonia del desfile
militar de la Independencia de México y el peso todavía dominante de la
inexistente Revolución cubana en las élites progresistas latinoamericanas
evidenciaron otra oportunidad perdida para convertir a esta en el Estado cubano
vía una institucionalización que se ha hundido en el pantano de los viejos
sentimentalismos ideológicos de los años sesenta. La
experiencia poco consolidada de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños
(Celac) como una organización de diálogo político sin Estados Unidos volvió a
naufragar en México por incidentes entre presidentes que bien pudieron haber
tenido motivaciones estratégicas de la Casa Blanca. La VI Cumbre de la Celac cometió
el error estratégico de no prever conflictos y reclamaciones y no encontró la
habilidad circunstancial para impedir que los casos de dictaduras políticas en
Cuba, Nicaragua y Venezuela se profundizaran en una reunión que había sido
convocada de antemano con el sentido de “construir una nueva OEA sin Estados
Unidos”. Las
discusiones entre los presidentes de Uruguay, Paraguay y el canciller
colombiano con el presidente cubano Díaz-Canel y el presidente venezolano
Maduro arruinaron cualquier intención política de cohesión estratégica de la
amplia y desigual comunidad latinoamericana y caribeña. Y la iniciativa del
presidente mexicano López Obrador de construir un Tratado de tratados
de comercio exterior entre la Celac y el Tratado de
Norteamérica terminó de enredar los planteamientos regionales para buscar,
cuando menos, un nuevo trato político-comercial con los Estados Unidos. El dilema Revolución
cubana-Estado cubano ha estado en el fondo de las explicaciones del aislamiento
del gobierno de La Habana con respecto de la comunidad latinoamericana y de la
vieja percepción de proponer a la Revolución cubana como un ejemplo ideológico,
político y económico para la región latinoamericana y caribeña. El perfil
cesarista de Fidel Castro -en el enfoque de Marx en El 18 brumario de Luis
Bonaparte- impidió el modelo evolucionista de los sistemas políticos y ha
dejado a la Cuba del 2021 estancada en el periodo radical 1959-1962. La
respuesta del presidente Díaz-Canel a las protestas juveniles de julio pasado
fueron una reproducción exacta de las reacciones castristas -de Fidel y de su
hermano Raúl- a las protestas en las diferentes etapas de la dictadura cubana:
la represión. Inclusive, el periódico Granma publicó una fotografía del
general Raúl Castro despidiendo al presidente Díaz-Canel al pie del avión que
lo trasladaría a la reunión de la Celac en México, dejando el mensaje
fotográfico de quien tiene el poder en el gobierno. La esencia
del liderazgo de Fidel Castro radicó en su perfil de líder revolucionario y no
de jefe de Estado, llevando las posibilidades de desarrollo económico de Cuba
al ritmo de los caprichos unipersonales del comandante en jefe. Esta falta de
institucionalización de la revolución cubana sentó las bases de la estructura
del poder real en La Habana e impidió la creación de funcionarios
administrativos. Fidel Castro
nunca entendió los mensajes geopolíticos. La Revolución cubana resultó
derrotada por Estados Unidos en 1962 cuando la crisis de los misiles trasladó
el padrinazgo de La Habana a las decisiones del Kremlin soviético. Y Estados
Unidos asumió el compromiso de nunca invadir Cuba, decisión que explica la
existencia del bloqueo económico que ya no funciona como entonces porque
hoy el gobierno cubano tiene relaciones comerciales con todo el mundo, inclusive
con Estados Unidos. En este sentido, hay que recordar que la comunidad cubana en
Miami envía como remesas a Cuba alrededor de 7 mil millones de dólares
mensuales con la autorización del gobierno estadounidense, lo que ha permitido
a miles de familias en la isla sobrevivir a la penuria de las diferentes
crisis. El
comportamiento de Díaz-Canel frente las protestas de julio y en su
confrontación con los gobiernos de Uruguay, Paraguay y Colombia en la plenaria
de la Celac evidenciaron su papel de funcionario menor de la dictadura militar
cubana que sigue controlando con mano dura el general Raúl Castro como el
verdadero poder en La Habana. No es por
adelantar vísperas o perfiles necrológicos, pero el tiempo se le acorta al
general Raúl Castro debido a su edad nonagenaria, y entonces Cuba pronto enfrentará
el infierno de una dictadura sin líderes y la Revolución cubana podría seguir
el camino de la Revolución bolivariana de Venezuela a la desaparición física de
su líder Hugo Chávez: un gobierno sin rumbo, una dictadura militar represora y
una severísima crisis económica. Cuba ya no
tiene tiempo ni dirección política para buscar una institucionalización de su
revolución, y las protestas populares sin liderazgos fuertes podrían ser el
anuncio de desórdenes graves en el corto plazo. Esta es la imagen de la cruda
realidad que dejó en México Díaz-Canel. @carlosramirezh