Cargando



Innovemos algo ¡ya!



MARÍA EUGENIA GONZÁLEZ PEREYRA

Choque de trenes


Domingo 26 de Septiembre de 2021 7:07 am


VIVIR juntos y ser felices por siempre es un deseo arcaico y poderoso. Vivir juntos conlleva la promesa de que será el espacio donde se compartirán la plenitud y algunos problemitas; de alguna forma esperamos de la vida a dos un río de miel cobijado dentro de un amor incondicional, pero en la vida real eso pocas veces ocurre así. Quizás lo que se necesite para que sea así, sea usar el noviazgo, para realmente conocernos, además de pasar los días enamorados, o bien, sea tiempo de elegir construir más allá de esperar que nos suceda lo bueno por arte de magia.

Desde los temas financieros hasta los más mínimos detalles del actuar, pensar y desear del otro son importantes, nos toca conocernos y saber que nadie cambia sólo porque yo lo ame. Creemos que por amor todo se vale, y de lo que no tenemos consciencia es que las tradiciones y las creencias personales no se modificarán solitas. Hacemos pactos de vida en medio del torbellino de ilusión, atracción y expectativas; nos gusta salir juntos a divertirnos, creer que alguien nos quiere y sentirnos acompañados. Vestimos de ideales al otro y esperamos que porque le damos “mucho” el otro haga las cosas como entendemos que han de ser, sin considerar lo que el otro cree o quiere.

Nada es más cruel que ver cómo dos personas que un día quisieron quererse, se lastiman, atacan, ofenden y reclaman; pocas cosas son tan poderosas para agrietar una autoestima como es la crítica; que nos recuerda a diario que no somos suficientes. La verdad es que no sabemos qué es eso del ser pareja, aprendimos mal.

Se nos ha olvidado que ser novios no es un compromiso y sí es una oportunidad, salir con alguien en plan romántico o estar quedando, como le dicen ahora, es un tiempo para conocer a la otra persona sin querer modificarla; es un privilegio que nos permite saber si podemos decirles al otro: “te tomo con todo, te tomo y te vuelvo a tomar tal cual eres, con toda tu historia ancestral y con tu particular modo de ser, pensar y sentir. Te respeto y no tengo interés en que te conviertas en un burdo reflejo de mí ni de mi ego”.

¡Qué fuerte! Pero así es como solemos hacer. Exigimos que nuestro amado sea acorde a nuestra comodidad y conveniencia, pero en el fondo poco nos interesa su sentir o ser. Creer que tenemos títere, proveedor, lavandera, un robot o un cachorrito amaestrado que se sentará y moverá la cola cuando lo queramos; es egoísta, infantil y denigrante. Si lo piensas, en más de una relación de pareja el problema es exactamente ese, la rabia de que el otro no haga lo que se quiere, que no adivine nuestras necesidades, que no se desviva por agradarnos y que se atreva a pensar y tener espacios propios, no supervisados, autorizado o aceptados, es la causa primaria de los conflictos de pareja.

Es absurdo, lo sé, pero la verdad es que las estadísticas no se equivocan y los divorcios van en aumento, la consolidación de parejas nutrientes está desapareciendo. Con el ego inflado desde el miedo nos negamos a recibir o pedir ayuda; nos resistimos a que nada ni a nadie nos contradiga; en un berrinche por imponer nuestra voluntad estamos fuera de todo control. Herimos a quienes decimos amar y después decimos que es la culpa del otro por no ser o hacer lo que mandamos.

El anhelo de ser amado, pertenecer y trascender es natural, necesita ser equilibrado entre dos; conociéndonos primero a notros y haciendo los ajustes necesarios para poder tener una relación sana con alguien sano. Una relación que no exija que le den y sí que esté dispuesta a comunicarse para crear un consenso nuevo; dejar la casa de la niñez para construir una nueva entre los dos.

Idealmente se trata de compartir la vida con el otro, no esperar que el otro nos llene los vacíos. Pocos establecen claramente los límites y alcances de sus sueños y compromisos, por ejemplo, de novios asumen que el otro piensa igual y terminan reclamando infidelidades. En una pareja, cuando no se ha resuelto el pasado individual, son dos los reclamos; es un choque de trenes; hay heridos y perdidas, todo se descarrila, el orden se altera. Realmente es urgente que innovemos algo ¡Ya!


*Terapeuta psicoemocional


Citas para asesoría y terapia en: 

innovemosalgoya@gmail.com