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Dejar el pasado



RUTH HOLTZ*


Sábado 23 de Octubre de 2021 7:21 am


EL mayor reto de cualquier persona que quiera mejorar, que quiera tener una vida emocional, mental y espiritual satisfactoria y equilibrada, es el de “dejar el pasado atrás”. Todo lo que fuimos pesa en cada decisión que tomamos, en cada situación que aparece ante nosotros y en cada dilema que enfrentamos.

El psicoanálisis nos revela que el pasado ha quedado integrado a nuestro inconsciente, y deformado por nuestra propia y particular evaluación de las situaciones y matizado con los sentimientos que específicamente sentimos por las personas implicadas en nuestras vivencias. De manera que ese “recuerdo”, también llamado “fantasía inconsciente” vive en nuestro inconsciente y se manifiesta en nuestra vida a través del influjo que ejerce para atraer las circunstancias que confirman lo que se ha almacenado allí. De tal manera que “somos lo que fuimos”. Ya que para el inconsciente no hay tiempo, “hoy los hombres son infieles”, “las mujeres son frías”, “no soy suficiente para ti”, “no merezco”, “la vida es dura”, “todos me rechazan”, “no se puede confiar en nadie” y así en una interminable lista de creencias falsas o erróneas, basadas en una experiencia. Pero grabada en el inconsciente continúa activa atrayendo todas las situaciones que puede para confirmar que es verdad, que así es, que no hay nada que hacer. Y en esta continua repetición del pasado, de lo mismo una y otra vez, pretendemos “hacerlo mejor que mamá”, “no ser como papá”, “procurar ganarnos el reconocimiento, el amor”. Esto es quedar atrapado en el pasado.

Quedar atrapado repitiendo el mismo guion de vida de tu padre, de tu madre, de tu infancia. Otra vez violencia, otra vez infidelidad, otra vez de alcohólico, otra vez de mujer sumisa, otra vez sin vivir tu vida porque estás evitando las relaciones para que no te pase como a… es algo más complejo que el argumento de la película que repetía el día de la marmota. No es exactamente igual, pero seguimos atrapados buscando lo mismo, enredados en los mismos problemas, en los mismos dolores, a veces no sólo de nuestra vida, sino de la de nuestros padres, abuelos, bisabuelos, tíos. Nuestros ancestros parecen atarnos al mismo destino. Hasta que… hasta que despiertas y lo cambias.

Los patrones inconscientes son como un imán que atraen situaciones semejantes o complementarias a esa situación y actitudes que asumimos en un momento muy difícil y comprometido emocionalmente, generalmente asociado a las relaciones más entrañables o a sucesos muy dolorosos y traumáticos.

Desde la perspectiva de la terapia psicocorporal, para Wilhelm Reich, fundador de este enfoque psicoterapéutico, el inconsciente está grabado en nuestro cuerpo y en nuestro carácter y que ambos funcionan en equipo para mantenernos atrapados en los dramas del pasado. En el cuerpo se guarda el inconsciente como tensiones musculares, un funcionamiento del sistema nervioso vegetativo que puede desequilibrarse por el estrés que nos generamos cuando nos obligamos a no sentir, a no expresar y a bloquear lo que sentimos-pensamos y nos reprimimos en aras de una forma de ser y de pensar socialmente aceptable y que evita el conflicto con áreas de nuestra forma de ser. Y esta, el carácter como lo nombramos, es todo el bagaje de creencias y mandatos que hemos interiorizado de nuestros padres y de nuestra sociedad como el “comportamiento adecuado” aun cuando puede ser contra la vida placentera y libre, expresiva y viva.

Algunos científicos, motivadores y expertos en neurociencias han afirmado que la manera en que el pasado pervive en nosotros en forma de pensamientos que determinan una forma de sentir, que da la señal a nuestro cerebro para que segregue hormonas y químicos que nos sintonicen con esa manera de pensar y sentir y así poco a poco se vuelve una parte de nuestro cuerpo, el cual luego nos lleva en automático a un funcionamiento siempre igual que produce los mismos pensamientos, emociones y químicos que nos mantiene sintiendo-pensando lo mismo y creando nuestra realidad a partir de ello, reconociendo el poder de nuestro “estado de ser”, como le llaman para atraer más de lo mismo para seguir en el mismo disco rayado de lo mismo.

Coincidencia de verdades: vivir atrapado en el pasado es fuente de eterno sufrimiento, de esclavitud y de falta de vivacidad. La psicoterapia es un camino para dejar el pasado atrás y abrirte a un mañana fresco, intenso y lleno de sorpresas al que puedes abrirte confiado y amoroso si así lo decides.

 

*Psicoterapeuta

 

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