Hablemos de Banksy… y los médicos
JULIO CÉSAR ZAMORA VELASCO
Sábado 23 de Octubre de 2021 7:29 am
A mi esposa, Yunuén Cuevas, y a mi padre, Luis Zamora ESCRIBIR de Banksy es como hablar de alguien omnipresente, pero a la
vez ausente. Es un referente crítico del consumismo, pero también un generador
del mismo. Es destacar un mensaje superior a la obra, pero con una técnica
intencional para resaltar el contenido. ¿Y quién es Banksy? Creo que la mejor
respuesta la ha dado el vocalista del grupo Massive Attack, Robert Del Naja:
¡Todos somos Banksy! Las teorías sobre su
verdadera identidad son quizá más abundantes que su propia obra. ¿En realidad
necesitamos conocer su rostro? ¿Su verdadero nombre? Prefiero pensar en un
grupo de grafiteros de diferentes partes del mundo que más allá de la fama, la
estética y los cánones del arte, su intención es hacer crítica social y
política a través de un poderoso medio: el arte urbano. No es la técnica lo más
importante, sino transmitir el mensaje a través de este soporte. Tampoco es un
grito rabioso de una clase suburbana abandonada, ni son rebeldes sin causa. Son
activistas que, bien o mal, sus murales han elevado la práctica del grafiti a
un nivel artístico, pero también pecuniario. Una paradoja si observamos que en
las obras hay una sátira profunda al capitalismo. También a las guerras, a la
hipocresía, a los abusos y desatención de grupos marginales, minoritarios, como
los refugiados, los inmigrantes. A veces, el contenido de
la obra no es la denuncia directa, sino una evocación de lo que hemos olvidado:
la paz, la esperanza, la fraternidad, el medio ambiente, el amor; el bienestar
común. Dudo que el objetivo de Banksy fuera formar parte de las subastas de
arte; si ahora sus creaciones se cotizan y subastan en millones de dólares, más
durante esta pandemia, es el resultado trasversal de lo que tanto ha criticado,
una ironía del consumismo agravado por los efectos de la globalización. El editor de arte de la
BBC, William Gompertz, en su libro ¿Qué estás mirando? 150 años de arte
moderno en un abrir y cerrar de ojos (2012), expresó que el street art
“ha dejado de ser considerado como delitos de vagos y maleantes y ha ingresado
en el canon del arte contemporáneo”. Sin embargo, se pregunta una duda
existencial que sugiere la figura del propio Banksy: “¿Es posible hacer un
cuadro o una escultura que pretenda arrojar luz sobre una injusticia de la que
uno mismo se está beneficiando en el fondo? ¿Cómo se puede criticar al establishment
cuando uno pertenece a su círculo más exclusivo?”. En marzo de 2020, la
obra Game changer (Juego cambiado) de Banksy, se vendió en la
casa Christie’s de Londres por 16,758,000 libras (más de 23 mdd), un récord
mundial para un trabajo del presunto artista británico en una subasta. La suma
recaudada fue donada a organizaciones sanitarias y benéficas. En el cuadro se
muestra a un niño sosteniendo en lo alto a una muñeca vestida de enfermera, con
el emblema de la Cruz Roja en el pecho, mascarilla y capa como si fuese una
superheroína que volara. A un lado del infante se aprecia una cesta que
contiene a los superhéroes norteamericanos clásicos, Batman y Spiderman, como
guardados. La obra es por demás
simbólica y emotiva en relación a la contingencia sanitaria que vivimos, y al
complicado y excelente trabajo que han venido realizando enfermeras y
enfermeros, doctoras y doctores de todo el mundo. Antes de ser subastada,
Banksy regaló el cuadro a un hospital de Southampton (en Inglaterra) el 6 de
mayo de 2020, durante la primera ola de la pandemia por Covid-19, en un intento
por revalorizar la imagen del personal sanitario como verdaderos héroes. En el marco del Día del
Médico, aprovecho para hacer extensivo un reconocimiento a todo el personal de
la Salud –en especial a las doctoras y doctores que dentro o fuera de las
clínicas y los hospitales estuvieron, están y seguirán atendiendo a la
población, tanto en esta crisis de pandemia como en infinidad de enfermedades–,
a través de la obra del misterioso y polémico Banksy.
Sea
una o varias personas, un colectivo o grupo de grafiteros y pintores, las
creaciones de Banksy deben ser apreciadas y están a la vista sin costo alguno
en las calles de diversos países como Bristol y Liverpool, en Inglaterra. En
San Francisco, Nueva York, Boston, Los Ángeles, Nueva Orleans, Chicago y Utah, en
EUA. En Barcelona (España), Melbourne (Australia), Belén (Israel) y Palestina
pero también en México, en 2001 viajó a nuestro país y realizó al menos dos obras en distintos
muros en Chiapas, dedicados a Zapata y al EZLN, con la leyenda “A la libertad por el fútbol”, “Zapata
vive” y “Resistencia”, donde predominan el negro y rojo, colores que
identifican a la causa que creó un fenómeno mediático sin precedentes en los
primeros minutos de 1994, cuando el Ejército Zapatista de Liberación Nacional
salió a la luz y declaró su ofensiva contra el ejército mexicano como último
recurso ante el olvido y las demandas básicas de la causa indígena en México.