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Innovemos algo ¡ya!



MARÍA EUGENIA GONZÁLEZ PEREYRA

Eclipse


Domingo 21 de Noviembre de 2021 7:48 am


QUIZÁS tú sí lo has notado, quizás has intuido la vorágine que pretende extinguir al ser para crear esclavos intelectuales que acepten trabajar para pagar los lujos de los amos, y para que eso pueda acontecer, de a poco nos han venido modificando las miradas, las creencias y las convicciones. No nos quieren dichosos ni pensantes, mucho menos libres o prósperos, y para eso es que nos han venido lavando el cerebro.

Nos están acarreando hacia una modificación cognitiva, estamos siendo invitados desde el inconsciente y mediante la intensa repetición de prototipos, convicciones y estructuras a modo, para aniquilar nuestra capacidad de ser críticos; para que no podamos optar entre la vida o en contra de la vida.

Este mover es parte de la historia, pero pareciera como si últimamente se estuviese intensificando; supongo que a alguien así le conviene, y aunque suponer es navaja de doble filo, explorar los distintos supuestos de una circunstancia nos da más opciones al instante de elegir. Se supone que al optar lo hacemos buscando el mayor bien, pero en estos tiempos de enajenantes exaltados, yo me pregunto, ¿el bien de quién?

Si nos fijamos, hay ciertos haceres de hoy que antes fueron cuestionados; damos por bueno lo que nos amputa y cual autómatas ya no reflexionamos, nos da flojera, les pasamos la estafeta a otros que aprovechan la apatía y alimentan el entumecimiento del individuo. Actualmente nos parece buena idea no pensar y dejarnos llevar, por ejemplo, como cuando durante horas vemos videos fatuos, distractores urdidos para detener nuestras neurotransmisiones en el lóbulo frontal. De tal suerte que hemos dejado de gustar de la persona para “amar la máscara”.

Ser capaces de sentir compasión por nuestro prójimo está siendo substituido por miedos y escándalos, con noticias que nos asustan y anhelos distorsionados de lo humano y sano, la percepción se paraliza, los sentidos dejan de ser tomados en cuenta, dejamos de analizar y sutilmente se nos instala la convicción de que vivir es peligroso, y desde ese lugar para sobrevivir a las emociones adversas buscamos evasores, se instaura el ciclo de despersonalización y principia la masa inconsciente y consumista que enriquece a los titiriteros. Hoy hasta discutimos por defender las mentiras repetidas frecuentemente. Estrategia que no es ni nueva ni sana, incluso fue usada como el brazo fuerte de uno de los movimientos sociales y de culto más polémicos y terribles de nuestra historia.

En su hacer contra la vida, un hombre y su grupo convencieron manipulando a todo un país y a muchos otros del mundo, de que él y su idílico mundo de pureza racial era lo adecuado; la propaganda del Tercer Reich se sustentó en la premisa que dice: “Repite una mentira con suficiente frecuencia y se convierte en verdad”, proposición que es atribuida Joseph Goebbels, uno de los muchos sociópatas que hirieron la historia del hombre. Entre los psicólogos a esto se conoce como el efecto de la “ilusión de verdad”, donde las personas tendemos a valorar los elementos que hemos visto antes como más probables de ser ciertos, independientemente de si son verdad o no, al parecer por la única razón de que estamos más familiarizados con ellos.

Por eso no conviene que ya no se nos motive a conocer de filosofía, se nos da a memorizar lo que se necesita que sea creído y no se estimula la capacidad de análisis de hechos, ni el pensamiento crítico; nos atiborran de nutriciones fallidas en lo físico, emocional e intelectual, y llegamos a la madurez neurológica con una masa entumida e incluso hasta atrofiada o perdida. Entre videos, distracciones fatuas, miedos, enamoramientos desamorados y resentimientos sembrados, ya no sabemos ni platicar y menos comunicarnos con integridad. Sí lo piensas bien, también es así como actúa un abusador para someternos.

El argumento es perene para días de disertaciones y nos toca salir del área de eclipse, es hora de ejercer la libertad, de entrenar e informar al alma y a la mente, de aceptar con humildad cuán grandiosos podemos ser; usemos ese poder interno para crecer emocional y espiritualmente y por favor, innovemos algo ¡Ya!


*Terapeuta psicoemocional


Citas para asesoría y terapia en: 

innovemosalgoya@gmail.com