Indicador político
CARLOS RAMÍREZ
Cumbre TLC: Biden eludió la confrontación
Lunes 22 de Noviembre de 2021 8:31 am
LOS grupos mexicanos
opositores al presidente López Obrador sumaron presiones a congresistas estadounidenses,
para arrinconar al presidente Joseph Biden en el encuentro de la IX Cumbre de
Líderes de América del Norte, y que confrontara con severidad al mexicano. Pero
a pesar de ser un tema central en las inversiones tecelianas en electricidad, la
Casa Blanca soslayó el tema y dejó que las controversias se diriman en
tribunales. Un poco porque no
quería opacar la reunión trilateral pospandemia y otro poco porque tampoco
quiere una política bilateral atrabancada, el caso fue que Biden desdramatizó
el encuentro y permitió la consolidación bilateral del presidente López
Obrador. En este escenario fue clave la mano experta del canciller Marcelo
Ebrard Casaubón. Abrumado por el
colapso fronterizo y aplastado por los estilos groseros de Donald Trump, Biden
metió con fórceps al escenario teceliano a la vicepresidenta Kamala Harris para
tomarse una foto, luego del fracaso de la funcionaria en la gestión del tema de
la crisis migratoria. El encuentro estuvo
amenazado con salirse de cauce por las quejas contra la ley energética que reconstruye
la preponderancia del Estado en la electricidad y va a desconocer contratos privados
y a las presiones de empresarios estadounidenses en México, del procónsul Ken Salazar
y de congresistas sobre todo texanos, que exigían que Biden le reclamara a
López Obrador la cancelación de la ley; inclusive el Presidente mexicano sacó a
la luz el tema, pero Biden no le entró a la discusión. En este escenario,
el deslindamiento de Biden del debate eléctrico fue asumido, en primera
instancia, como no prioritario de la Casa Blanca en relaciones personales entre
Presidentes. La agenda eléctrica se pasó al litigio en tribunales
especializados dentro del Tratado, un camino largo y tortuoso. En Estados Unidos
registraron el estilo bronco del Presidente mexicano. La amenaza de López
Obrador de exhibir a los congresistas que no avalen la reforma migratoria de
Biden tenía un sentido no migratorio: fue un aviso de que el gobierno mexicano
no se amilanaba con las presiones tradicionales del sistema parlamentario estadounidense
sobre la Casa Blanca, ni le preocupaban las cartas de congresistas Biden sobre
el tema de la ley CFE. Este juego de
estrategias afectó la fuerza institucional del embajador Salazar, quien, como
texano, con todo y sombrero, había asumido la defensa de los intereses de los
inversionistas estadounidenses en electricidad que estaban siendo desplazados
por el desconocimiento de contratos y el cierre de los espacios a
inversionistas extranjeros en el sector. En este sentido, López Obrador elogió
al embajador Salazar ante Biden, para desactivar reacciones de enojo del
diplomático descobijado por la Casa Blanca. En el mismo contexto,
el comportamiento profesional de Biden –derivado de su propia debilidad
política por su desaprobación peor que la de Donald Trump– ante el Presidente mexicano
dejó algunos indicios que tendrán que debieran ser decodificados por la
comunidad de los servicios de inteligencia y seguridad nacional civiles y
militares, que operan como factores de debilitamiento de países en conflicto
con la Casa Blanca. En los hechos de la
crisis estadounidense que afectan la base política de Biden, México es más
necesario para EUA que al revés. La agenda migratoria estadounidense ya estalló
por la ineficacia de la vicepresidenta Harris y la Casa Blanca necesita del
auxilio mexicano para contener las caravanas migrantes. Por eso EUA aceptó –aunque
sin compromisos reales– la propuesta mexicana de Sembrando Oportunidades en
Centroamérica, si es que ello pudiera convencer a México de endurecer su
política migratoria ante el flujo creciente, desordenado y ya contaminado por
polleros y cárteles del crimen organizado detrás de caravanas. Los grupos anti López
Obrador esperaban que Biden regañara a López Obrador y “lo pusiera en su lugar”
con reclamos y amenazas, pero la estrategia de seguridad nacional de la Casa
Blanca le está apostando al camino de la distensión para diferenciarse de los
estilos atrabancados de Trump. Política
para dummies: A veces la política
es un juego de debilidades, no de fuerzas.
@carlosramirezh