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La palabra del domingo



ÓSCAR LLAMAS SÁNCHEZ

Libres para recibir a Cristo


Domingo 28 de Noviembre de 2021 8:00 am


HOY comienza en la Iglesia un nuevo año litúrgico. Es un nuevo año de gracia, es la participación de la comunidad católica en el culto oficial y público de la Iglesia, para acompañar a Cristo en su vida, su revelación y en su obra redentora. Todo un año para revivir el misterio de Cristo desde la encarnación, hasta su retorno glorioso al final de los tiempos.

Este año litúrgico comienza hoy con el llamado tiempo de Adviento, palabra que significa “venida”. Durante 4 semanas el adviento nos prepara para celebrar la Navidad, que es la primera venida histórica de Cristo a nuestro mundo. Y en este primer domingo, la liturgia de la misa nos da un aviso de lo que será la segunda venida de Jesús al final de los tiempos. Sólo Dios conoce el día y la hora.

Precisamente, en el Evangelio de hoy, Jesús nos habla del fin del mundo que sucederá lleno de acontecimientos catastróficos del sol, la luna y las estrellas. Nos pide que estemos alerta para que los placeres del vicio y las preocupaciones de esta vida no nos mantengan desprevenidos. Es un mensaje de reflexión y acción. Conversión sincera que coronará nuestra vida con una felicidad eterna. Este es un mensaje de verdad y de esperanza con que se abre el adviento. Una llamada a elevar nuestra vida hacia la plenitud de Dios.

El adviento es también un tiempo de alegría fecunda que nos conduce a celebrar gozosos la Navidad, el nacimiento de Cristo, el hijo de Dios que se hizo hombre en el seno virginal de María, por obra del Espíritu Santo, que habitó entre nosotros. Jesús realizó ya nuestra liberación del pecado y de la muerte, pero es una liberación que tenemos que hacer vida de gracia en nuestra existencia, colaborando al plan salvífico de Dios.

El adviento es un camino que exige valor, coraje, crecer más en el amor a Dios y al prójimo. Aumentar nuestra fe que aún es débil y frágil. Cristianos de 24 horas del día, dedicados a nuestra familia y a nuestro trabajo. Vivir en gracia de Dios, pase lo que pase y venga lo que venga.

Tú y yo, vamos por el mismo rumbo, hacia el mismo destino. Vamos cargando nuestro fardo de imperfecciones, pero llevamos también nuestra alforja llena de deseos, de ilusiones, de serios propósitos. Y también llevamos regalos. Vamos caminando hacia Belén para encontrarnos con Jesús recién nacido y entregarle el regalo de nuestro cuerpo, de nuestra alma, de todo nuestro ser, pensar y querer.

Amigo(a): Pidamos a Jesús que en cualquier tiempo y a cualquier hora, nos encuentre trabajando por aumentar la fe, la esperanza y el amor en este mundo tan desmoronado. Que nos encuentre construyendo ese mundo mejor que todos esperamos. Sólo así podremos celebrar con inmensa alegría la llegada del Señor a nuestras vidas.