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Escenario político



GABRIEL GONZÁLEZ CASTELLANOS

Derecha


Martes 30 de Noviembre de 2021 8:41 am


LA derecha conservadora, que se instituyó como la principal reacción al gobierno popular de AMLO, instruye a sus voceros de nómina para colocarlos como instrumentos de golpeo hacia el nuevo régimen. Acuden a pronunciamientos sobre la democracia, pero se quedan en el marco de la fraseología, de la retórica, sin precisar objetivamente a qué clase social se refieren.

Hacer alusión a la democracia, como lo hace la derecha conservadora, va en consonancia con ese estilo de gobernar sustentado en la demagogia, y en su particular visión de considerar a los mexicanos en estado de ignorancia. Insisten en la práctica de esos perniciosos mecanismos que exhibe una ausencia de aprendizaje de la derrota que sufrieron en el proceso electoral de 2018, y en particular, en junio de 2021 en nuestra entidad federativa.

Es aventurado hablar de la democracia en general, en una sociedad como la nuestra, pues con la presencia de clases fundamentales no es posible sustraerse al principio de ubicar a qué clase de democracia se refiere cuando se hace mención de ella. ¿Cómo la entienden los promotores de las reformas estructurales?, ¿con que se entregó la nación al capital financiero? ¿Cómo la entienden quienes luchan ahora por recuperar lo que los conservadores colocaron en manos privadas?

Si se recurre a la historia para hacer una mínima comparación, basten dos efemérides para precisar la enorme distancia existente entre las últimas figuras presidenciales de los gobiernos neoliberales y dos personalidades políticas, con estrecha relación en sucesos que han intervenido los tecnócratas, aunque en tiempos y condiciones históricas diferentes: Benito Juárez y Lázaro Cárdenas del Río.

Egregias personalidades que estuvieron a la altura de las circunstancias de la historia mundial de su respectivo tiempo. Uno y otro, supieron defender la soberanía nacional por sobre todas las cosas. Se encuentra latente aún ese ejemplo de dignidad y valentía del Benemérito de las Américas, en su lucha contra la intervención francesa, y por haber tomado una resolución posterior en favor de la patria, antes de favorecer los mezquinos intereses de los extranjeros.

Y cuando don Lázaro Cárdenas decretó la expropiación petrolera, el 18 de marzo de 1938, México le asestó un duro golpe al imperialismo internacional. Se abrían así amplias perspectivas para el desarrollo independiente y democrático de nuestro país. Pero sabemos que ello no ocurrió así, pues al término del periodo presidencial del General Cárdenas, los gobiernos que se sucedieron unos a otros utilizaron el energético para engrosar las fortunas particulares.

Ahora, a través de otras políticas públicas distintas a las neoliberales, el gobierno popular de AMLO inicia la reconstrucción de un país que está en el desastre, a causa de la obra entreguista de los tecnócratas hacia los señores del dinero. La corrupción y la impunidad, ingredientes para enriquecerse al amparo del poder, por parte de los agresivos dolientes, perdieron su espacio en la función pública.

Y la derecha conservadora también pierde argumentos, cuando su retórica no pasa de ser más de lo mismo, como se hacen notar en los medios de comunicación prestos a la dádiva económica. ¿En qué momento ha habido de la derecha conservadora y de sus vasallos de la clase política, un mínimo pronunciamiento favorable a las causas populares?

Hay muchísimos que no quieren ver a nuestra nación postrada ante la oligarquía financiera y sus esbirros nacionales. Son mexicanos que aman su país y no lo quieren ver sometido, porque saben que en ello va el futuro de las nuevas generaciones. Son patriotas que sienten la necesidad de luchar contra todo acto de ignominia derechista y reivindican la lucha por la libertad, la justicia, la democracia, la independencia y la soberanía nacional. Saben distinguir la democracia popular, de la democracia de los señores del dinero.