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Apuntes



MARIO CÁRDENAS DELGADO (ACPE)

Actuar contra los corruptos


Jueves 02 de Diciembre de 2021 8:56 am


DÍAS antes de iniciar su gestión presidencial, Andrés Manuel López Obrador aseguró durante una entrevista en el programa televisivo Tercer Grado, que durante su gobierno no habría perdón para los corruptos, “que ya no se perdone a nadie y que se pueda juzgar al Presidente, si es corrupto, a sus funcionarios, a sus familiares y que se destierre la corrupción para siempre. Que se acabe la historia trágica, horrenda de corrupción impunidad”, advirtió.

De haber cumplido a rajatabla este compromiso, lo que no ha sucedido a 3 años del inicio de este gobierno, sería trascendente, porque la promesa de combatir frontalmente la corrupción cometida por la “mafia del poder” fue una de las que más votos le dio en las elecciones, de ahí que se hablaría de congruencia y además, habría obligado a los funcionarios de los tres Poderes, de los tres órdenes de gobierno y de cualquier filiación política, a actuar honestamente, lo que no ha ocurrido de manera general.

Qué bueno que se acabara la corrupción y la impunidad, que los recursos financieros, materiales e incluso humanos de todas las dependencias se administraran con eficacia, eficiencia, transparencia y honestidad, y quien no lo hiciere así fuere acusado, juzgado y castigado sin que hubiera de por medio mayoría legislativa y órganos fiscalizadores solapadores, agentes del Ministerio Público que intencionalmente comenten violaciones al debido proceso para librarlos de la cárcel, y jueces extraordinariamente generosos a la hora de conceder amparos u obsequiar autos de libertad.

De igual manera, que terminara la trágica historia de las componendas entre funcionarios y empresarios deshonestos, los “moches” y gratificaciones, las sospechosas adjudicaciones directas, los sobreprecios y ampliaciones presupuestales discrecionales, las empresas “fantasma” de familiares y socios que son beneficiadas, así como el atraco directo al erario, entre otros abusos que se institucionalizaron durante los gobiernos del PRI, el PAN, el PRD y el Partido Verde, y que los morenistas y sus aliados han seguido cometiendo con singular alegría, como lo han documentado diversas publicaciones periodísticas independientes.

Esto habría sido excepcional, reitero, pero da la casualidad de que muchos de los funcionarios y representantes populares de Morena, o conversos por conveniencia a esta fuerza política, se formaron al amparo de algunos de los partidos mencionados, participando, incluso, en la “mafia del poder” y durante su trajinar adquirieron y practicaron mañas que les permitieron enriquecerse junto con familiares, socios y amigos. Dudo que estén dispuestos a cambiar.

Es más, para tranquilidad de estos individuos, el contrastante Andrés Manuel declaró en esa entrevista que ofrecería perdón a quienes pudieran ser señalados por actos de corrupción cometidos en años previos a su gobierno, porque su fuerte no era la venganza y porque además no creía que fuera bueno para el país “que nos empantanemos en estar persiguiendo presuntos corruptos. Si somos honestos tendríamos que empezar por los de arriba, y no sólo de ahora, sino los de tiempo atrás”, lo cual explica su tolerancia con los delincuentes de cuello blanco.

AMLO olvidó premeditadamente, las incontables ocasiones en que prometió que barrería la corrupción como se hace en las escaleras, de arriba hacia abajo, e incluso existe la posibilidad de que haya pactado impunidad, perdón y olvido con su antecesor Enrique Peña Nieto y otros emisarios del presente y el pasado, estableciendo el compromiso de mantenerlos a salvo del brazo de la justicia. De ser así, contravendría su promesa de ir contra los corruptos, sobre todo si los presuntos delincuentes son sus amigos, aliados o socios políticos.

Eso está mal, porque al no actuar contra quienes han robado a los mexicanos, AMLO desacredita sus propios paradigmas y evidencia que al basar su pretendida Cuarta Transformación nacional en el perdón, el olvido y la impunidad para los corruptos y toda clase de delincuentes, inspirado, tal vez, en la presunta sentencia juarista, “a los amigos justicia y gracia; a los enemigos, la ley a secas”, defrauda a millones de mexicanos que creyeron en él.

Difiero radicalmente de la postura presidencial de no perseguir, juzgar y encarcelar a los corruptos que pululan por todo territorio nacional, incluido nuestro Colima. Coincido con él en que esto no debe ser asunto de venganza, sino de justicia, por lo cual sugiero que haga honor al apotegma del político liberal José María Iglesias, referente a que, “Sobre la Constitución, nada: ¡Nadie sobre la Constitución!”, considerando que los ladrones del erario pasaron sobre la Constitución y sobre los mexicanos.

Asimismo, recuerdo al Presidente que en la mencionada emisión televisiva señaló: “Es tanta la corrupción en México que no nos alcanzarán las cárceles ni los juzgados, pero si somos honestos, como lo somos, tenemos que empezar con los de arriba de tiempo atrás”. Que no le tiemble la mano, Presidente, cumpla su promesa de actuar contra los corruptos. Le quedan 3 años para hacerlo.

Ah, y a Indira Vizcaíno, Gobernadora morenista de Colima, casi 6. Ojalá.


apuntesmario@hotmail.com