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¡Es ley!



ROSA EVELIA VILLARRUEL FIGUEROA


Viernes 03 de Diciembre de 2021 8:27 am


LUEGO de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) con fecha del 7 de septiembre pasado, resolviera por unanimidad de 10 votos que es inconstitucional criminalizar el aborto de manera absoluta, y se pronunciara, por primera vez, a favor de garantizar el derecho de las mujeres y personas gestantes a decidir sobre su cuerpo sin enfrentar consecuencias penales, antier, en el Congreso del Estado se aprobaron las modificaciones al Código Penal Estatal y a la Ley de Salud en sus artículos e incisos correspondientes.

Esta sesión plenaria del Congreso será histórica, pues concreta una de las luchas por las cuales decenas de feministas colimenses –las de antaño que no hemos dejado de bajar el puño–, y las de ahora que se suman en esta demanda por la interrupción legal de un embarazo, sin que por ello sean satanizadas, perseguidas o encarceladas.

Una sesión cargada de emotividad, donde se dieron cita varias mujeres integrantes de algunas organizaciones de la sociedad civil, y donde no podía faltar el grupo provida, que le puso el toque violento y cuestionador a la reunión, interrumpiendo todo el tiempo las intervenciones de las diputadas que exponían con entusiasmo los motivos y razones por los cuales se debían aprobar dichas reformas.

Era obvio que jamás se iba a pretender llegar a un consenso, dada la composición multicolor de la Legislatura actual, pero sí permeaba la confianza en quienes comandaban la propuesta, basada también en el cabildeo que previamente se realizó al interior de sus respectivos partidos, aunado a la presión de varios colectivos de mujeres que hemos trabajado recio para lograr la paridad, motivo por el cual hoy por hoy estamos siendo mayoría en varios espacios políticos y administrativos.

Sin sorpresa para quienes conocemos los tejes y manejes de la política, la intervención del diputado Roberto Chapula, quien ni tardo ni perezoso les sirvió de comparsa al grupo provida, quienes le encomendaron leer su larguísimo posicionamiento, el cual leyó con singular entusiasmo, se reflejó a la hora de la votación, pues no sólo les dio su voz a este grupo, sino su voto.

Recuerdo la campaña que realizó la hoy diputada Fernanda Salazar, que de alguna manera reflejaba el anhelo de las y los jóvenes que se entusiasman con la idea de pertenecer a espacios, en los cuales se deciden cuestiones importantes para la ciudadanía, principalmente los concernientes al avance de las mujeres; sin embargo, en este preciso asunto de la interrupción de un embarazo, y dado los índices tan altos de los que suceden en mujeres en edades tempranas, la diputada decidió no asistir a esta sesión del Congreso. ¿Qué lectura de esta ausencia harán sus jóvenes adeptas? Sería interesante conocerlo.

¿Qué sigue? Cualquier proyecto aprobado si no aterriza dónde y cómo debe ser, no funciona. La interrupción de un embarazo lleva implícita una serie de ajustes de tipo social y de salud. Como política pública debe contener todas las garantías para que las mujeres que así lo decidan, lo realicen en circunstancias favorables de asepsia, seguridad y buen trato; y lo más importante, de gratuidad en todo el servicio.

Atrás debe quedar el hecho de que cuando una mujer deseaba interrumpir un embarazo, y a partir de que se aprobó en la CDMX, había que trasladarse allá, así sólo lo podían hacer quienes contaban con los recursos necesarios, quienes no, arribaban a una maternidad forzada o bien a la práctica de un aborto clandestino, poniendo en riesgo su vida, como ha sucedido con miles de mujeres hasta hoy día.

Colima se viste de verde al ser el sexto estado en despenalizar el aborto, dando así un paso gigante hacia el ejercicio de nuestros derechos sexuales y reproductivos. Este hecho nos hermana a las mujeres de Colima, su logro es de todas y así lo tenemos que asumir, pues en la vía de los hechos las y los objetores de consciencia, también estarán haciendo lo suyo y debemos estar alertas.