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Escenario político



GABRIEL GONZÁLEZ CASTELLANOS

Urge


Martes 18 de Enero de 2022 8:33 am


HE insistido que para las fuerzas progresistas del país no hay tiempos de ingenuidad para imaginar escenarios imposibles, que distan demasiado del contexto general de la lucha de clases y nos apartan de convertirnos en el bastión elemental de apoyo para el desarrollo de la 4T. El avance de esta no ha sido sencillo, como se ha mostrado en la permanente escalada de la reacción, pero la lucha política implica acciones y responsabilidades, formación ideológica y congruencia con las convicciones.

Los esfuerzos deben centrarse en cimentar un trabajo político, sobre la base de tener confianza en la capacidad de nuestras propias fuerzas. Perseveremos en la necesidad de unir las fuerzas progresistas mediante el trabajo político que se refleje en las tareas concretas, inmediatas, para proyectar a la ciudadanía que una Morena sólida, unida en su acción democrática, garantiza la permanencia de la 4T.

Unir fuerzas no significa la unidad por la unidad con quien sea y como sea, sino velando por la afinidad de ejercer las libertades democráticas desde la apreciación de las fuerzas progresistas. Que no se confunda la unidad en su apreciación revisionista burguesa, consistente en conformar la acción política con base en el oportunismo y pragmatismo.

Cierto es que la unidad de las fuerzas progresistas tiene sus definidos obstáculos, al momento en que los oportunistas se descubren por sí mismos que no están convencidos de los avatares de la lucha democrática. Los que se han distinguido por ser “morenistas” de ocasión, son los que aportan su granito de arena para limitar el desarrollo de las fuerzas progresistas en general y de la organización partidaria, en particular. Laceran y debilitan al movimiento, pues con afán protagónico se exhiben ante los medios de comunicación sin un propósito programático determinado, que responda a una estrategia diseñada para el momento político de la etapa que se vive.

Es indispensable trazar acciones para conjuntar fuerzas, sí, pero que sean las fuerzas motrices para el movimiento progresista transformador de la sociedad como los campesinos, los jornaleros agrícolas, los obreros, los maestros, los estudiantes, los pequeños empresarios, los vendedores ambulantes, los sectores marginados, etcétera; pues de lo contrario, un llamado a la unidad, sin la consecuente definición clasista, se convierte en elemento de dispersión y debilitamiento de las fuerzas progresistas.

La lucha revolucionaria es una cosa seria, y por lo menos, concedámosle algo de los escrúpulos, del sentido de los detalles, de las complejidades y los matices de la realidad, que ayudan en su lenta ascensión a quienes se esfuerzan cada cual en su lugar, en subir la interminable pendiente que entraña la 4T. Comprender que las formas de lucha y el papel que desempeña cada quien en su ámbito, obliga a confluir hacia el objetivo común.

Se insiste en acciones estériles en los espacios equivocados, muy lejos, por cierto, de las verdaderas acciones que sí concientizan, que sí organizan y que sí dirigen a la ciudadanía hacia prácticas políticas transformadoras. Prender en la ciudadanía, en los movimientos sociales, en las organizaciones progresistas, en las individualidades combativas y seguir conjuntando fuerzas con los grupos sociales que se constituyen en el respaldo de la 4T, es una urgente tarea.

Unir fuerzas, pero sobre todo, unidad en una ética política que se constituya como una norma de conducta reconocida por toda la gente, sin distingos de ninguna índole. Ética política que se traduzca en la sujeción a los principios de la 4T.

Hay representaciones políticas del movimiento, que se han alejado de los principios democráticos, sin congruencia entre el decir y el hacer, han colocado el interés individual por sobre lo prioritario que es coadyuvar a la 4T y se constituyen en aliados del adversario político. ¿Son necesarios?