Terciopelo azul
JOSÉ XAVIER NÁVAR
Metinides: demasiada sangre no fue suficiente
Sábado 14 de Mayo de 2022 8:42 am
ESTA semana murió el intrépido fotógrafo, Enrique Metinides,
quien elevó a la categoría de arte la nota roja, primeramente, en publicaciones
como La Prensa (el diario que lo mandaba custodiado por gendarmes a los
siete años a fotografiar el dantesco mundo del crimen mexicano), y luego Crimen,
Magazine de Policía, ¡Alarma! y otras tantas publicaciones donde
mandaba la sangre. Mi colega Jorge
Caballero me regaló hace 22 años el libro El teatro de los hechos, que
recopilaba buena parte de sus increíbles fotos con la crónica detallada de la
tragedia humana. A ese libro que me
prendió, luego le siguieron otros hoy famosos por ese horror tan particular al
que el mexicano promedio todavía le saca la lengua… Enrique, coleccionista
compulsivo de cochecitos y juguetes a escala, siempre se fijaba en el detalle y
en la composición dramática de la tragedia, que se volvía gore y arte macabro
impresionante e irrepetible. Nunca recompensado en
buena medida y sí muy castigado por malos sueldos y horarios casi imposibles,
pagó su derecho de piso con varios accidentes y hasta con un infarto, en aras
de justificar como pocos su oficio de testigo privilegiado del acontecer
sangriento. Fue también policía honorario y miembro en la Cruz Roja. Sus fotos de
ajusticiados, víctimas de accidentes, balaceados, humanidades desmembradas,
retorcidas entre fierros; incendios, sacrificados de encontronazos inesperados,
donde antes de las placas fotográficas, el dolor hacía fila, para una fugaz
mortalidad, son en la actualidad ejemplo de arte elevado a mito. Sus muestras pictóricas
de crímenes, la mayoría sin castigo, se pasearon por medio mundo en
prestigiadas galerías de Nueva York, Alemania, Madrid, Helsinki y otras
distancias, que fueron acortadas por el arte del fotoperiodismo gráfico que
dejó mudos a muchos. Entre algunos
documentales informales underground sobre su carrera y acabados trabajos de,
prácticamente todas sus épocas como testigo de los hechos brutales, sobresale
el que seguramente se pondrá muy de moda ahora, El hombre que vio demasiado
(2015), de Trisha Ziff, en la teatralidad del accidente o el ajusticiamiento
divino y circunstancial. Por su cámara se le puso
de a pechito el terremoto del 85, diversos choques de automóviles y camiones,
personajes de delegaciones policíacas, varios incendios espectaculares y
accidentes aéreos. Metrazos como el de la estación Viaducto en 1975, también
posaron para su cámara con el regocijo de los mirones. Se dice que su vida y
obra fotográfica serán llevadas a la pantalla grande en una próxima película de
José Manuel Cravioto, que le diera vida e identidad cinematográfica al Enemigo
Público Número Uno de México, Alfredo El Charro Misterioso Galeana,
policía, asaltabancos, y cantante del género ranchero, apadrinado por el
generalísimo Arturo El Negro Durazo.
Dos
rostros patibularios que se le negaron en vida, atracos y ajustes de cuentas, a
Metinides. Esperaremos con ansias.