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Innovemos algo ¡ya!



MARÍA EUGENIA GONZÁLEZ PEREYRA

Mis respetos


Domingo 15 de Mayo de 2022 8:22 am


EN la vida se aprende, en lo general y conscientemente desde dos posiciones: una es por admiración y la otra es por contradicción; a su vez, aprendemos también desde la observación y desde la confianza. Sí, cuando nos sabemos seguros y confiamos en quienes son nuestros mayores, damos por facto que o ellos hacen lo correcto, lo mejor e incluso lo único posible por hacer y aprendemos por imitación.

Son muchas las integraciones neurológicas, emocionales, orgánicas, biológicas y transgeneracionales, que se requieren para crear un aprendizaje; son en igual cantidad los estudios que pretenden conocer el proceso cognitivo, para poder adecuar las instrucciones académicas y para comprender cómo y por qué las personas aprenden o no, pero lo que sí es una constante, es que si nuestro ser no hubiese aprendido, todo los días tendríamos la necesidad de descubrir el fuego, ya que no habría memoria ni cognición que nos pudiera permitir hacer de la experiencia un aprendizaje. Gracias a Dios, a la vida y a la creación, nuestro programa de ser es distinto y tenemos la bendición de poder ejercer nuestra capacidad y aprender.

A veces, con saber lo básico nos conformamos, con saber hacer lo básico para sobrevivir se cree que ya se tiene todo y, por favor, no creas que estoy hablando de sólo conocer las necesidades básicas y satisfacerlas, sino que también, a veces, creemos que con tener espacios seguros en donde sabemos que es lo que se tiene que hacer es suficiente, nos da miedo migrar hacia nuevas experiencias y con ellas nuevos aprendizajes.

La vida es una constante celebración del aprender y del descubrir; vivir es pleno cuando nos adentramos a ser capaces de ejercer nuestra capacidad creadora, que por obviedad ha de ser innovadora; toda creatividad es un nuevo aprender hacer y expresar y requiere vencer el miedo a lo incierto, a lo desconocido y a lo que está por venir; sin la garantía de que sucederá como yo quiero, mas si ha de ser como será.

Seguramente en algún momento has escuchado hablar de la zona de confort, la zona segura en donde nos acomodamos por miedo a lo nuevo que no da garantía de éxito, pero quedarse ahí es dejar de aprender y de adquirir esos instantes colmados de la bendición experiencial; salir del lugar conocido en busca de algo mejor es acción sólo para valientes, y aquí quisiera hacer un alto para hacer notar la diferencia entre un acto de valentía y un actuar temerario.

Un temerario sólo se arroja a la acción sin preponderar los riesgos y sin ver a la cara a sus miedos, tan aturdido va por ganar que ni siquiera adquiere los conocimientos. Realmente ser temerario está cerca del arrogante ímpetu que en nada nos aporta. Olvidar que el miedo es un amigo que te avisa sobre lo que él considera un riesgo, un peligro o algo difícil de alcanzar, no creo que sea la mejor elección, porque el miedo es esa alarma que te advierte, pero al que en ningún momento se le ha de permitir ser quien lleve el timón. Las elecciones de qué sí hacer o no hacer, son únicamente nuestra responsabilidad, incluso si renunciamos a elegir, igualmente somos dueños de las consecuencias. Piénsalo, si fuese el miedo quien manejara el carro, entonces el carro nunca avanzaría.

El valiente sí mira a la cara al miedo, junto con él debaten los riesgos, analizan las posibilidades, asumen las variables, y aceptan lo que pudiera venir. Existe la posibilidad de que quizás no todo sea como lo planeado, pero aun así una persona valiente sigue adelante, lleva el volante y avanza hacia una nueva experiencia abrazando al aprendizaje.

No es sencillo revisar el lugar en donde estamos y elegir migrar hacia mares que prometen mejores o nuevas oportunidades; se requiere convicción y amor propio para dejar atrás con gratitud el escalón previo y crecer al escalar el siguiente peldaño, mas es lo mejor que podemos hacer, pues la vida se confirma viviendo y vivir es aprender, crecer y amar. Mis respetos, también, los brindo a las personas valientes que en busca de lo que sí merecen saben dejar ese lugar que se dice seguro y que, en realidad, les resta dignidad. Innovemos algo ¡Ya!


*Terapeuta psicoemocional


Citas para asesoría y terapia presencial y online: innovemosalgoya@gmail.com