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Tardío combate a la inflación



ROSA EVELIA VILLARRUEL FIGUEROA


Martes 17 de Mayo de 2022 8:01 am


YA es una costumbre muy arraigada en nuestro país la subida de los precios a la canasta básica y otros productos menos necesarios. A principio de cada año… es más, desde el mes de diciembre y aprovechando que habrá aguinaldos, primas vacacionales o bonos, y las familias que no pudieron aprovechar el Buen Fin en noviembre, accedan a otros artículos necesarios para el hogar o personales; todos los comercios no hacen su agosto, como se dice, sino su fin de año, aumentando considerablemente los precios.

Anteriormente, era predecible que al entrar el año (y a pesar de la llamada “cuesta de enero”, y como referencia el aumento a la gasolina) los productos de la canasta básica también sufrieran cambios, no en la misma proporción, pues jamás que yo recuerde ha habido un control de precios estricto y que apoye a los consumidores. 

Los vendedores de servicios y productos siempre le han apostado a la falta de memoria de las y los consumidores y también a la desorganización social, ya que las protestas por los altos costos en todos los consumibles se dan en lo corto y con quienes tenemos a la mano, vecinos/as, compañeros/as de trabajo, familia, pero nunca una protesta focalizada y exprofeso a este flagelo que nos afecta a todos y todas, pero mucho más a las familias de escasos recursos. 

Por otro lado, toda la propaganda que se observa en redes sociales, y en lo personal sobre el consumo local y abarrotes vecinales, pierde su atractivo cuando las tiendas de autoservicio colocan sus ofertas, cierran hasta tarde, aceptan vales de despensa, tarjetas de crédito o débito y cuentan con suficiente estacionamiento. 

Hace poco más de una semana que el Gobierno Federal anunció algunas medidas para combatir los efectos de la inflación, sin embargo esta ya está instalada y nadie la para, a menos que el mismo gobierno ponga un tope a los precios en la vía de los hechos, convenios estrictos con productores para que sostengan costos a reserva de ser sancionados, medidas que se tendrían que estar vigilando para su estricto cumplimiento.

Ahora, los efectos de la inflación instalada, desde principio de año, están haciendo estragos todos los días y, en contraparte, los salarios se han mantenido estáticos y no se ve que vayan a subir hasta el momento, con excepción del magisterio que, a propósito del día del maestro y la maestra, les han dado la sorpresa de un considerable aumento. Los demás sectores productivos estamos en las mismas condiciones desde hace bastante tiempo y sin que se vislumbre un cambio que palie mínimamente los aumentos, no solo de la canasta básica, sino de todos los servicios. 

Este paquete propuesto por el Gobierno Federal llamado “contra la inflación y la carestía” operará conforme el acuerdo con la iniciativa privada solo seis meses y únicamente incluye 24 productos que integran la llamada canasta básica. El acuerdo incorpora algunos incentivos para la iniciativa privada, lo cual costará 404 millones de pesos al Gobierno Federal, equivalente al 1.4 por ciento del producto interno bruto. Es decir, los productores no ponen nada de su parte, siguen bajo el criterio capitalista de ganar-ganar. 

En este sentido, y bajo la mirada de gobernar para todas y todos, los dueños del dinero y los medios de producción también salen con sus jugosas ganancias, pues ellos nunca van a perder, y si ceden un poco, siempre será bajo la consigna de la recuperación por otros medios o rubros. 

Entonces, mientras no se contemple en paralelo un incremento de emergencia a los salarios mínimos y empleos suficientes, esta intención, aunque de buena fe, no tendrá una gran repercusión o efecto favorable para la clase trabajadora que vive al día, sin cubrir otras necesidades que no sean las estrictamente de alimentación. 

Se dice que en quince días se empezarán a sentir los efectos de las medidas adoptadas, también sus alcances y limitaciones, tiempo que sería adecuado para valorar otras propuestas en bien de las y los trabajadores.