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Entropía del poder



MELY ROMERO CELIS

Caminos para la vida


Viernes 20 de Mayo de 2022 7:39 am


EL agua es vida. Es indispensable para la siembra que se transforma en el alimento que nos permite subsistir.

El agua también es amenaza de muerte, es afectación y destrucción cuando no se tienen esquemas de prevención.  Esto lo saben demasiado bien los campesinos, especialmente los productores de plátano en Manzanillo y los de elote en Coquimatlán, quienes en las últimas temporadas de lluvias han perdido cosechas enteras a causa de inundaciones. Millones de pesos quedan ahogados, sin que exista seguro agropecuario que pueda realmente compensarlo, pues sí, también eso fue eliminado del presupuesto público. 

Además, a causa de lluvias excesivas, sufren el ganado, la maquinaria y los vehículos, que deben seguir avanzando sin importar el camino, ni su condición. 

Para los campesinos no hay opción. Literalmente. Porque aunque conocen muy bien los riesgos y eventuales desastres que enfrentan, les es prácticamente imposible financiar un esquema de prevención: arreglar caminos sacacosechas, desazolvar ríos y presas, o acondicionar los cauces pluviales requiere una significativa inversión.

Como en tantos aspectos de la vida pública de México, la entropía en el campo tiene que ver con la falta de presupuesto asignado, y los caminos sacacosechas es lo que más han olvidado. Increíblemente, hace diez años hasta a los municipios les destinaban recursos del llamado Fondo de Fortalecimiento; sin embargo, a falta de apoyo federal, eso se ha terminado.

Los caminos rurales son fundamentales para el sector primario y esenciales para el éxito de un productor; su ubicación, trazo y condición pueden ser determinantes no sólo para el efectivo flujo de insumos y la pronta extracción de cosechas, sino además para salvaguardar el patrimonio logrado. Sí, también las familias rurales están adoleciendo la inseguridad y violencia que se vive en el estado; son víctimas de saqueos, extorsión y amenazas sin que la justicia siquiera les roce, por más denuncias que puedan poner. Aunque parezca increíble, un camino adecuado puede ser la diferencia, entre salvar su vida o no, para un ejidatario.

Hoy, en Colima son cientos de kilómetros de caminos los que necesitan rehabilitación, y hay, entre esos, los que requieren urgente atención, antes de que lleguen las lluvias. En Coquimatlán, por ejemplo, el camino al Ejido Alcomún termina destrozado cada temporada y los vecinos de la comunidad quedan literalmente incomunicados. Es increíble que en pleno siglo XXI aún existan personas que vivan esta situación y que no hayamos hecho nada para defender su Derecho Humano a una vida digna. No hay manifestaciones ni eventos protocolarios para evidenciar las limitaciones que tienen a diario.

La Declaración Universal de Derechos Humanos, a la cual México está sujeta, contempla el derecho de movilidad, por supuesto que va implícita la garantía de poder transitar para ir a realizar la labor diaria que da sustento a la vida de un ciudadano. Sin embargo, son muy pocos los gobiernos en Colima que vemos comprometidos a garantizarlo; únicamente identifico la rehabilitación de 90 km de caminos en la capital del estado al inicio de 2022.  

Sabemos que Gobierno del Estado tiene un lote de maquinaria, adquirida desde hace varios años precisamente con el propósito de apoyar las labores del campo: retroexcavadora, motoconformadora, camión lowvoy y más. Si bien es cierto que ya están requiriendo mantenimiento a profundidad, me parece que sería una decisión de gran beneficio social el poderlas reparar. Se requieren aproximadamente tres millones de pesos que se pueden tomar de subejercicios, como el de la partida 36101 Gastos de difusión e información, que tiene 20.79 millones de pesos disponibles al primer trimestre del año. Convencida estoy de que la población valoraría muchísimo una acción de gobierno encaminada a garantizar la seguridad alimentaria y social del estado, y que los resultados serán tan significativos que serán difundidos sin requerir tanta inversión a cambio.