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ALEJANDRO BERNAL ASTORGA
Economía verde y cambio climático
Sábado 21 de Mayo de 2022 9:10 am
LAS afectaciones que las personas ocasionamos al medio ambiente
a través de la forma en la que producimos y consumimos son cada vez más
significativas y podemos observar sus efectos en el cambio climático. La Organización de las
Naciones Unidas (ONU) define este fenómeno como “un cambio de clima atribuido
directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la
atmósfera global y que se suma a la variabilidad natural del clima observada
durante períodos de tiempo comparables”. El cambio climático
ocasiona que se eleve la temperatura del planeta, provocando un aumento en las
enfermedades, incendios incontrolados, aumento de sequías, escasez de
alimentos, desaparición de especies, calentamiento del agua, descongelamiento
de los polos, aumento del nivel del océano, tormentas más potentes, pobreza y
desplazamientos. Sin duda, este es un
problema complejo que requiere soluciones integrales en las que hagan sinergia
organismos internacionales, gobiernos, empresas y miembros de la sociedad
civil. Entre las iniciativas por el clima se encuentran las de carácter
financiero y estas tendrán trascendencia en la medida que la generación de
riqueza y la sustentabilidad sean compatibles. Para ello, a nivel
macro, el Banco Mundial en 2021 destinó USD 26,000 millones, para financiar
iniciativas que permitan reducir las emisiones de carbono frenando la
instalación de industrias alimentadas con combustibles fósiles y desmantelando
las existentes. El reto es que los
países más pobres son responsables de menos de una décima parte de las
emisiones mundiales y que China, Estados Unidos e India suman el 50 por ciento
de las emisiones de carbono, afectando a todos por igual. Si se quieren
resultados significativos en el combate al cambio climático, la reconversión
productiva en estos países es imprescindible. Para frenar catástrofes
climáticas y evitar daños irreversibles a la población global la ONU promueve
la adhesión de empresarios a la coalición “Business Ambition for 1.5°C”, en
la que hasta ahora 700 empresas con un valor de 13 billones de dólares, se
comprometieron a reducir sus emisiones de carbono para limitar el aumento de la temperatura global
en 1.5°C en relación a los niveles preindustriales. La ONU también ha
buscado incidir en el ámbito gubernamental, impulsando la creación de la
Coalición de Ministros de Finanzas o Secretarios de Economía que integra a 60
países que son generadores del 40 por ciento de emisiones de carbono en el
mundo. El objetivo es que las políticas públicas, el presupuesto público y la
fiscalización prioricen la inversión en ramas económicas no generadoras de
emisiones o faciliten la migración hacia tecnologías no contaminantes. Desde el entorno de la
oferta de capital, la ONU creó la Alianza Financiera para las Cero Emisiones,
instancia que agrupa a 40 organizaciones de inversionistas comprometidos con la
transición hacia carteras de inversión en actividades sustentables con un
potencial inversor de 6.6 billones de dólares. En el nivel micro,
encontramos esfuerzos interesantes en la Asociación de Bancos de México,
organismo que representa a 49 instituciones de banca múltiple del país y que ha
generado protocolos que incorpora políticas de sustentabilidad a las
operaciones e instrumentos financieros bancarios. Esto significa que en la
oferta de créditos y productos financieros se otorguen tasas, montos y
condiciones preferenciales, considerando la gestión de riesgos ambientales y la
sustentabilidad: por ello la siguiente ocasión que acuda a su banco puede
recibir beneficios adicionales al solicitar financiamiento para comprar un
coche eléctrico o un crédito refaccionario para adquirir maquinaria que
funcione con energías alternativas.
Por
muy largo y escabroso que sea el camino, lo más importante es dar los primeros
pasos. Esperemos que aún sea tiempo.