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SERGIO BRICEÑO GONZÁLEZ

Halitosis


Martes 24 de Mayo de 2022 7:40 am


IMPOSIBLE evitar la risa al oír las órdenes tipo Mordor que Alito le iba dando a alguno de sus achichincles para que una importante empresa de salas de cine le diera una lana, presuntamente, a doce diputados que estaban un tanto urgidos de efectivo, pero que supieron aguantar como Pepe El Toro hasta que les llegó la billuya a sus cuentas CLABE, sin hacer escala en sus tarjetas de débito o de crédito y con el consiguiente descuento que ya es tradicional en las transferencias de más de 5 mil pesos, como en este caso.

Lo importante es que Alito siga siendo Sauron y viviendo en Mordor para que Saruman no se enferme de bondad y acabe peleando contra el Partido Verde, al que antes tomó como si fuera un lindo y cariñoso Froddo y al final terminó siendo casi un Balrog, en donde la batalla por el abismo apenas empezaba y en la cual, nos guste o no, habremos de participar, incluso si el PAN y el PRD no tienen candidatos para el 2023, como nos dejó en claro el saurino López-Dóriga.

El chiste es hacerle ver al contrario de lo que uno es capaz, como alguna vez me lo dijo un experto en política que acabó vendiendo mangos verdes a la entrada de la terminal de foráneos. Y así es como lo ha venido haciendo, bien que mal, el inefable Alito, a quien un día tunden y el otro también, no solo por las grabaciones, que ya es mucho decir, sino en las entrevistas con Azucena Uresti o hasta con Pepe Cárdenas, a quien ya tenía maiceado pero le resultó borrego.

Ese estilo priista de mandar sobre lo ya mandado, equivale a lo dicho en alguna ocasión por la célebre Griselda Álvarez, quien se oponía a las órdenes y contraórdenes porque solo generaban desorden. Y parece que eso ocurre con Alito, a quien se le acaba el parque, la batería y el vuelo cuando se da cuenta de que en cada balconeada se va hundiendo más. Y ni cómo aventarle una llanta o la soga que lo salvaría. O como dice el dicho: “Ni cómo ayudarlo”.

Ya hasta salieron a relucir la cantidad de salas de cine que tiene la mencionada empresa, que además sostuvieron, ella y sus directores, que están a disposición de cualquier autoridad para aclarar el agravio o, en síntesis, para emprender el desagravio, incluso si el Instituto Nacional Electoral sigue siendo eventualmente pro panista, pro priista y pro perredista.

Peor que el Watergate, el caso Alitogate nos habla, pues, de un priismo idílico, lleno de esa moralidad y buena vibra que los demás a lo malora califican de abusivo y prepotente, cuando en realidad no es más que la savia de la vida tricolor, el eje de la conducta intachable de esos políticos que han abandonado la cintura talla 46 por la elocuencia y la energía proveniente de las flores de Bach y de la angeología que se reparte los mejores deseos por un futuro Revolucionario Institucional para México y los mexicanos.

Qué lejos quedaron las apabullantes gesticulaciones y meneos en el pleno camaral de los empoderados prianistas a los que se sumó el PRD y otros trazos en la malhadada reforma eléctrica. Y qué lejos, caray, la vindicación ante el electorado de un Alito que ya muestra signos de halitosis.