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SERGIO BRICEÑO GONZÁLEZ

Qué bolá


Martes 16 de Agosto de 2022 7:30 am


AL ritmo de guagancó y en medio de una operación de apéndice, los médicos cubanos entraron a la sala y escucharon la indiscutible expresión “Joseee Candelario Tres Patineees, qué es lo que lo trae por acá”, mientras en una esquina del quirófano se bebía mojito para evitar las infecciones y acelerar el proceso de curación de los primeros pacientes de este ejército de inocentes que abandonaron su país pa´ venir a echarnos una manita, toda vez que los especialistólogos, entre ellos los cardiólogos y los dientólogos de origen mexicano, siguen apretándose como novias de rancho a la hora de dar cita y canalizar a terapia intensiva.

Yo la verdad me puse a bailar un danzón dedicado al anestesiólogo y al patólogo con la esperanza de que  me operaran sin tener necesidad de echarme un habano tipo Churchill envuelto con paciencia de tarahumara en las extensas plantaciones de Pinar del Río o de la mismísima Habana, y para no salir del tema, hasta me eché un Cohiba, esperando y esperando a que me dieran cita y analizaran mi expediente sin el temor de que me fueran a deportar nomás por mi bonita cara y mi piel blanca, especial para una atención de primera en el Sonora Prime.

Digo, si se trataba de traer cubanos, por qué no a las del Carnaval habanero o a cualquier personaje de aquellos que heredaron la suave encomienda de hacer retroceder a los gringos justo por la bahía más bullanguera, que no puede ser otra sino la de Cochinos, y aunque no se sepa si la vacuna contra la Covid tuvo Patria o no, y si es de derecha o de ultraizquierda, o simplemente republicana o franciscana, cada quien tendrá que remar como pueda en este mar proceloso de la pésima atención médica en zonas hospitalarias pertenecientes a la federación que encabeza el cabecita blanche. 

Así, cuando los médicos de la isla, título para una teleserie, se den cuenta de que estamos peor que en Guantánamo en día feriado, sacarán su bongó y con la cadencia del sóngoro cosongo empezarán a extirpar y coser cual máquinas de la medicina tradicional, amparados, eso sí, por Sensemayá, cualquier herida, raspón, cortadura o lesión de los ávidos de cariño, mejor conocidos como pacientes del IMSS y puntos circunvecinales. Y que siga la calenda.