Polaridades

ROSA EVELIA VILLARRUEL FIGUEROA
Martes 30 de Agosto de 2022 8:22 am
UNA
de las características que nos define como seres humanos son las
contradicciones por las que transitamos en esta aventura llamada vida. Más allá
del género de ser mujer u hombre, cada cual se va construyendo con retazos de
vida cercanos, según el entorno y contexto del cual emanamos. Esa peculiaridad
también nos hace únicos, aunque nos afanemos en que sea todo lo contrario. Desde
la psicología humanista, el desarrollo espiral de la humanidad nos va catapultando
hacia diferentes posibilidades de crecimiento, solo que comúnmente nos
entrampamos en nuestras propias polaridades, ya que estas vienen integradas a
nuestro ser desde el nacimiento. Así lo definen el matrimonio Polster: “la
existencia de las polaridades en el ser humano no es ninguna novedad, lo nuevo
en la perspectiva gestáltica es la concepción del individuo como una secuencia
interminable de polaridades”. El
determinismo en las formas de conducirnos y relacionarnos con los demás nos
complica la existencia, aun así, pareciera que esta conducta nos aporta la
seguridad que incesantemente buscamos y nos afanamos en encontrar y conservar.
Una persona que muestra una actitud determinante genera más confianza que quien
no; es así, que en ese caso, su polaridad vendría siendo la indecisión, y
atendiendo a esta dicotomía, a esta última, las personas nos ocupamos más por
no dejarla salir, pues esto significaría reconocerla y aceptarla. Las
polaridades son parte de nuestra naturaleza, y en sí mismas no son incompatibles,
somos las personas quienes a través del juicio previo limitamos nuestra
conciencia considerando adecuada una de las partes. Nuestra conciencia, tras
percibir la sensación que origina cualquier fenómeno, elabora un proceso mental
de análisis, desmenuza la realidad en dos partes y discrimina sobre la bondad
de una de ellas, eligiendo y rechazando el contrario; a través de esta primaria
discriminación, rechazamos el todo, la unidad, polarizando nuestro existir. En
política, la presencia de las polaridades cada vez toma más fuerza y se instala
como otra de nuestras cotidianidades. La frase “si no estás conmigo, estás
contra mí”, es un ejemplo claro de cómo, conforme vamos adoptando y nos acomoda
una actitud que nos es conveniente, la dejamos como acción primaria y la
modelamos en todas nuestras relaciones. El inconsciente alerta siempre a los
hábitos que adoptamos, lo guarda, hasta que de fuera nos reflejan que haría
bien darle paso a otra polaridad que está urgida de salir. Al
ente que le corresponde hacer esa labor de emerger lo que está en el sótano, es
la conciencia; esta aparece cuando hacemos introspecciones personales, pero
casi siempre se hacen cuando de fuera nos lo hacen notar y aparece la sensación
emocional y corporal de hacer cambios.
El
verdadero cambio hacia estados de bienestar siempre vendrá de nuestra fuerza
interna fortalecida con los insight
que vayamos descubriendo e incorporando a nuestra psique; identificando
polaridades y dándoles la bienvenida como parte integradora y no contraria de
nuestra personalidad.