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Inteligencia emocional y psicoterapia



RUTH HOLTZ*


Sábado 10 de Septiembre de 2022 9:09 am


UNO de los objetivos fundamentales de nuestra psicoterapia es no sólo sanar y parar el sufrimiento, sino hacernos responsables del que nosotros mismos generamos con nuestras emociones por no manejarlas con inteligencia.

El término “inteligencia emocional” se popularizó por el libro escrito por Daniel Goleman. Éste sostiene que una persona, aunque sea muy inteligente y capacitada, puede no lograr ser exitosa o destacar en su profesión por un detalle: su forma de ser, de responder emocionalmente al trabajo en equipo, a las dificultades y presiones, por su falta de empatía y de motivación de sí mismo. Que estas son habilidades que se pueden educar, y que a pesar de que tengamos una parte de nuestro carácter heredado genéticamente, podemos desarrollarlas para conducirlo adecuadamente y motivarnos a dominarlo para alcanzar nuestros objetivos. También afirma que aún las personas que pasaron por vivencias traumáticas y que reaccionan automáticamente, pueden desarrollar el pensamiento que anticipe y desvíe estas reacciones. Y es que aún a estas precede un juicio que evalúa algo como “peligroso”, “como el dolor que viví” y que anticiparse con el pensamiento a esas evaluaciones puede ayudar a evitar la reacción programada que antes no se podía parar.

Hay muchos más enfoques para atender la conflictiva emocional de la gente. Lo importante es saber que es posible el cambio, que ninguna forma de ser llegó para quedarse, que cualquier dolor padecido puede ser asimilado y superado. En realidad lo que necesitamos es poder aprender y utilizar las herramientas para ello y estar dispuestos al esfuerzo que implique el cambio. Cambiar es posible, algunas veces duele más, supone mayor esfuerzo de ensayo y error hasta lograr sustituir un hábito por otro. Y sobre todo querer el cambio con todo lo que traiga de consecuencias, desde los que estaban acostumbrados a nuestra forma antigua de ser y que parecieran invocar que sigamos como éramos, como renunciar a las ganancias secundarias de una forma de ser.

Las emociones son la voz de nuestro interior. Son también un órgano de percepción que nos brinda información de nuestro ambiente, de lo que sienten otros y lo que sentimos nosotros mismos. Con esa voz decimos cómo nos sentimos, cómo sentimos a los demás y nuestro entorno, y también expresamos qué necesitamos. Saber escuchar esa voz y decidir qué hacer debe ser gestionado hábilmente. Para ello la psicoterapia puede ser el espacio para aprender a hacerlo y cambiar nuestro carácter.

 

*Psicoterapeuta

 

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