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Innovemos algo ¡ya!



MARÍA EUGENIA GONZÁLEZ PEREYRA

Más, mucho más


Domingo 11 de Septiembre de 2022 8:30 am


MUCHO hemos hablado en este espacio de algunas paradojas de la vida, de los quebrantos y de algunos buenos caminos de mejorías y, así, nada me es más dichoso como cuando sé que, para alguien, la letra escrita ha sido aliciente y caricia de alma.

Lo que más quisiera yo hoy por hoy, es que las personas procuraran en la terapia psicoemocional una evolución propia con el mejor propósito que los conduzca a la serena dicha de una vida en alegre paz.

La terapia, equivocadamente, creemos que es únicamente para quienes están “mal”, para quienes tienen “problemas”, para quienes “no pueden solos”, y la verdad es que no es del todo así. La terapia es más, mucho más que una atención emergente para quienes estén “rotos”. Claro que en dichas situaciones la terapia ayuda, nos saca de ese lugar de dolor e incertidumbre, pero eso no lo es todo. La mirada desdibujada reside en creer que solo los vulnerables, débiles o problemáticos van a terapia. Situación lógica, si nos remontamos a la historia de terror de los manicomios. Entiendo el miedo a ser señalados, pero también creo en que la sociedad ha estigmatizo la terapia en sus muchas técnicas, pues le teme y prefiere guardar secretos y miedos, aunque eso nos cueste la vida.

Cuando tengo el privilegio de estar frente a una persona que ha tenido el valor de vencer dichas creencia, a tal grado que pudo levantar el teléfono y hacer una cita, desde lo más puro y profundo de mi ser y alma me inclino ante su grandeza, ante su fortaleza y ante su gran inteligencia ¡Sí! las personas que se dan el regalo de hacer terapia, incluso sin estar inmersos en alguna crisis, son a las que yo admiro; son de quienes aprendo, y por quienes me surge este entusiasmo de mantenerme en continua preparación, procurando ser capaz de servir a sus necesidades con humildad y en el intento de ofrecerlo en excelencia.

Si vamos al médico por vacunas y chequeos sin tener una enfermedad terminal; si vamos al taller por cambios de aceite o servicio por cierto kilometraje sin tener el coche parado y desvencijado; si le damos una pintadita a las paredes y fachadas, sin tener que cambiar la casa. Cómo por qué no nos permitimos ir a terapia para construir nuestra inteligencia emocional, para ser dueños y señores de nuestras decisiones, para no perpetuar la violencia, para aprender a sentir y a llorar sin miedo.

Merecemos estar convencidos desde el inconsciente que sí merecemos ser amados, que somos dignos y suficientes. Que sí podemos vivir relaciones sanas, una vida dichosa, que el triunfo es alcanzable, y vivir libres de secretos y silencios. Innovemos algo ¡Ya!


Terapeuta psicoemocional


Innovemosalgoya@gmail.com