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SERGIO BRICEÑO GONZÁLEZ

En busca del Priaken


Martes 13 de Septiembre de 2022 8:27 am


SE confirma que no hay político que haga obra invisible, y por eso los Tsuru se unieron a los Toyota y estos a los Mazda y a los Chevrolet en la conformación de la flota del Pacífico superior, ubicado a unas leguas marítimas de las principales y secundarias calles de la capital colimota, que dejaron de llamarse empedrados para pasar a adoptar bellos nombres fluviales tipo Allende-Papaloapan o Medellín-Támesis.

Lo peor de todo es que ni avisan y ahí lo tienen a uno cerrando en joda las ventanillas para poder apreciar en todo su esplendor a las chopas y gupis, así como a las carpas y los coatetes saludando desde aquel lado del cristal mientras aumentaban las brazas de profundidad en aquello que hubiera envidiado el capitán del Nostromo si no se lo hubiera encontrado primero el ya inolvidable Julio Verne.

Y es que con todo y equipamiento estilo James Bond, de esos que le hacen salir aletas y timones, propelas y mascarones de proa a cualquier Maserati, resultó complicado, según las estadísticas, sortear los vados, las esquinas y los semáforos ya convertidos en atractivos corales que condujeron a conocer la fauna submarina como si estuviésemos a 20 mil leguas de viaje. 

¡Iceberg por proa!, gritó uno de los conductores de ese selecto grupo de vehículos anfibios que hubiera envidiado cualquier desembarco en Dunkerke, mientras se aproximaban ingentes cantidades de árboles y casas de concreto listas para abrirle en dos las cuadernas a cualquier paquebote de más de cuatro llantas de manga.

Que conste que en este periplo fluvial no aparecieron ni ballenas blancas ni nada parecido al Kraken, a menos que este último, por parentesco de tentáculos que todo se lo llevan o lo “adsuerben”, incluyendo carreteras, facturas y hasta refinerías, tenga algo que ver con el Prián, en cuyo caso tendríamos que rebautizar al mismísimo monstruo marino como el Priaken.

Para la próxima avisen, y así tendremos tiempo de calzarnos las aletas y los googles, para aprovechar y dar una snorkeleada por el rumbo de Lomas o allá por Campoverde, donde dicen haber avistado varios bancos de bureles y pejelagartos.