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Indicador político



CARLOS RAMÍREZ

La culpa


Lunes 19 de Septiembre de 2022 7:41 am


LOS priistas que están pidiendo la quema de Alejandro Moreno Cárdenas en la plaza pública están tratando de manera intencionada de desviar la atención del punto clave: el cambio de rumbo del PRI como partido histórico hacia el neoliberalismo lo decidieron Carlos Salinas de Gortari, Luis Donaldo Colosio y Enrique Peña Nieto.

El punto de inflexión ocurrió en marzo de 1992, cuando Salinas fue al PRI de Colosio a anunciar que se terminaba el ciclo del partido de la Revolución Mexicana que construyeron Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas, y que en su lugar nacía el partido del liberalismo social de corte ideológico empresarial, proestadounidense y panista.

Salinas de Gortari colocó en el PRI a Colosio para consolidar su contrarrevolución neoliberal, y el sonorense se perfiló como el candidato de la continuidad de ese nuevo grupo.

El PRI terminó su corto ciclo en el año 2000, cuando Zedillo optó por la alternancia partidista en la presidencia ante la imposibilidad de imponer a sus candidatos neoliberales, y decidió por la figura sacrificable desde el principio de Francisco Labastida Ochoa. La derrota presidencial condujo al descabezamiento del grupo ideológico histórico del PRI, y quedó en manos del pragmatismo de Roberto Madrazo Pintado, y su aliada Elba Esther Gordillo, entonces ya infiltrada por el PAN.

Peña Nieto fue la última oportunidad política para que el PRI recuperará sus orígenes históricos, pero su función real fue la de consolidar el proyecto neoliberal salinista con las reformas de 2013. 

El ascenso de Alejandro Moreno a la presidencia del PRI en agosto de 2019 fue una decisión directa del expresidente Peña Nieto para representar al grupo peñista que trataría de buscar el regreso al poder en 2024. 

El problema de Alito fue suponer que el cargo era de “a deberás”, y que encabezaba al partido para darle su perfil y, como se vio cuanto inició su participación en la alianza opositora, llegó a la conclusión de que podría ser candidato a la presidencia de la República en el 2024. A este replanteamiento del papel de Alito contribuyó la fuga de Peña Nieto al exilio y todas las versiones respecto a un pacto de impunidad con el presidente López Obrador.

Alito rompió el proyecto político de Peña, no tanto sobre la presidencia de la República, sino sobre su bastión en el Estado de México y confrontó a los peñistas cuando aceptó negociar la candidatura aliancista con un panista a la cabeza en el territorio mexiquense del decadente, corrupto e ineficaz grupo Atlacomulco. 

En este escenario, la caída de Alito es inminente, y no por él, sino por los intereses del bloque dominante en el PRI.

Política para dummies: la política debe aprender de la política, aunque a veces lo olvide.