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SERGIO BRICEÑO GONZÁLEZ

Marmotas y bolillos


Martes 20 de Septiembre de 2022 7:32 am


YO iba a escribir una buena columna, pero se me atravesó un temblor cuando ya sabíamos que iba a temblar: el 19 de septiembre de cualquier año. De hecho ya andábamos con la temblorina desde que Dios amaneció y vimos en el calendario: 19/08/2022. Fue en ese momento cuando el Día de la Marmota se convirtió en el día después del simulacro, o mejor dicho, en la hora después del simulacro.

En una de esas estamos viviendo dentro de un loop tipo Dark o Stranger Things y todo porque Juan Villoro se aventó unos versos que le disgustaron tremendamente a la mandamás de la Tierra, mejor conocida como Gea o, para los cuatachos, Tlaltecuhtli, en quien parece recaer la responsabilidad civil de andar meneando la corteza terrestre sin importarle edades, credos ni color de piel, digo, porque uno como sea ¿pero las criaturas?

Y es a ellas, a las criaturas, a quienes se les tuvo que dar su ración de bolillo en tanto a los adultos se nos recetaron las tradicionales estopas (bolillo más chile jalapeño y un chis de salsa Valentina) con la finalidad de que regresáramos a nuestro estado normal de hacerla de tos por cualquier cosa.

Yo por mi parte remojé el bolillo en una humeante taza de bulinga, con la sana intención de reforzar las propiedades sanadoras del benemérito pan o de plano acabar saturado de ese mezcal patriótico de inconfundible etiqueta amarilla, color que comparte con la bilis y la adrenalina derramada a la 1 de la tarde pasadita del día de ayer.

Y es que esta que iba a ser una columna mejor que los poemas de Juan Villoro, acabó convertida en un memorama del 19-09, donde encontramos, gracias a los avances de la cabalística y las profecías del “maistro” zen de media cuchara que me ayuda en el enjarrado nivel III del SNI, que nueve más nueve son 18, más uno, nos da 19, y nueve más uno da 10, la base de nuestro sistema matemático donde encontramos la causa de que todos los 19 de septiembre llegue el temblor disfrazado de simulacro, nomás pa´ joder la borrega.

Vistas así las cosas, propongo que eliminemos del calendario el fatídico Día de la Marmota Sísmica y pasemos del 18 al 20 del mismo mes y año.