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Razones



JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ

La caída de Gómez Trejo


Jueves 29 de Septiembre de 2022 7:55 am


EL fiscal especial del caso Ayotzinapa, Omar Gómez Trejo, nunca tendría que haber ocupado esa responsabilidad. Estaba impedido para ello por la sencilla razón de que era parte interesada en el caso, que había sido parte del movimiento de apoyo a los padres e incluso participó en algunas diligencias en 2014 y después fue el secretario ejecutivo del llamado Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, que desde 2015 vienen insistiendo, sin pruebas, en la participación militar en el caso. 

Por supuesto, el señor Gómez Trejo estaba y está en todo su derecho de tener una posición definida ante el crimen de la noche de Iguala, de participar en el GIEI, pero lo que no podía era ser, al mismo tiempo, un fiscal imparcial en este caso. Tampoco lo era, desde el día uno, el subsecretario Alejandro Encinas, que lleva consigo una fuerte carga ideológica en el tema, que desde que ocurrieron los hechos suscribió la tesis del crimen de Estado y de que en ello había participado el Ejército. Lo mismo pensaba Gómez Trejo, designado por Encinas, y a partir de esas convicciones se comenzó a construir el actual capítulo de las investigaciones.

El secretario de Gobernación, Adán Augusto López, se encontró en graves problemas en su comparecencia en el senado porque afirmó que el de Iguala era un crimen de Estado, pero que el Ejército no estaba involucrado en él, salvo algunos elementos. Si se tratara de un crimen de Estado tenemos que hablar de un crimen organizado por las instituciones del Estado. Pensar que desde los altos niveles del Ejército se puede ejecutar un crimen de Estado sin que se enteren los más altos mandos es absurdo. Si no es así, no estamos ante un crimen de Estado. 

La pregunta es por qué tuvo que renunciar Gómez Trejo. Presentó su renuncia, luego de generar mayores filtraciones de información desde la Fiscalía, porque, dijo, tenía diferencia con la FGR, ya que le habían rechazado órdenes de aprehensión. Ayer el ex procurador Jesús Murillo Karam recibió un amparo definitivo en el caso, y si no hay nada nuevo, más temprano que tarde tendría que quedar en libertad. 

En la gestión de Gómez Trejo fueron notables diversas fallas administrativas y penales, porque no subsanó errores o vacíos de averiguaciones de la anterior PGR permitiendo la liberación de detenidos, sicarios confesos y policías que participaron en el crimen de Iguala aquel 26 de septiembre, para cooptarlos como testigos protegidos, y ellos cambiaron sus declaraciones involucrando a personajes políticos y militares. Así fue como Gildardo López Astudillo se transformó en testigo protegido y quedó en libertad, como otros que estuvieron directamente involucrados en el crimen e incluso fueron ejecutores del mismo.