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Razones



JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ

Militares en la mira de los cárteles


Lunes 23 de Enero de 2023 8:33 am


EL asesinato en una emboscada en Coalcomán, Michoacán, del coronel Héctor Miguel Vargas Carrillo, en la que resultaron heridos otros nueve militares, es un eslabón más de la violencia que están ejerciendo los grupos criminales contra las fuerzas de seguridad. Meses atrás comenzaron esos ataques en forma constante contra policías municipales y estatales, y en los últimos meses se han agudizado en contra de militares y guardias nacionales, y no sólo contra la tropa, sino también contra los mandos.

Cada día tiene menos sentido aquello de abrazos y no balazos. Los balazos son la norma y se están cebando en las fuerzas militares en la misma medida en que ellas han ido modificando su estrategia de contención por una mucho más agresiva contra los grupos criminales. En lo que va del mes ha sido detenido Ovidio Guzmán, y este viernes el G1, Gerardo Soberanes Ortiz, un importante operador financiero de Ismael El mayo Zambada.

Esos golpes han sido acompañados de reacciones muy violentas y dirigidas contra mandos militares. El 25 de noviembre pasado fue asesinado en Zacatecas el general José Silvestre Urzúa, jefe de la Guardia Nacional en el estado. 

Poco después, el 10 de diciembre, el mismo grupo criminal secuestró, y está desaparecido desde entonces, al coronel José Isidro Grimaldo. No queda claro cómo y porqué sucedió el secuestro, pero lo cierto es que Grimaldo era el comandante de un batallón en Tamaulipas. Un día después de su secuestro, el 11 de diciembre, fue atacada una patrulla militar en Nuevo Laredo, dos oficiales murieron. 

El 5 de enero, en la detención de Ovidio Guzmán, murieron 10 militares en los enfrentamientos de Jesús María, pero ese mismo día, un mando militar de Nayarit que ingresó en apoyo a aquel operativo con elementos de ese estado fue asesinado en una emboscada en Escuinapa, Sinaloa.

Ayer en el periódico español El País, Roberto Saviano, autor de Gomorra, decía de Matteo Messina Denaro, el mafioso detenido la semana pasada en Sicilia y autor de terribles atentados, que “la mafia consideraba que la política era su emanación y su aliada, porque la Cosa Nostra siempre ha tenido un caballo por el que apostar en política, y ahora, al parecer, había llegado el momento de exigir una recompensa. Matteo Messina Denaro pretendía que esa facción política a la que la mafia había apoyado a lo largo de los años evitara los juicios y bloqueara las investigaciones en los periódicos; quería que la facción política a la que la Cosa Nostra siempre había apoyado tomara medidas para defender a su segmento criminal. Cuando sintió que perdió ese respaldo, desplegó una inaudita violencia criminal contra las autoridades y la sociedad.

De alguna forma la política de abrazos y no balazos empoderó a los grupos criminales. Fue parte de un mal diagnóstico, de una mala comprensión de la lógica de los grupos criminales y de un discurso político que estaba más dedicado a atacar el pasado y romper lazos con él, que a establecer una verdadera estrategia de seguridad. La creciente violencia era y es intolerable, y esa política ha ido cambiando en los últimos meses, aunque en el discurso la misma se mantenga.

La respuesta, como dice Saviano, ha sido mayor violencia contra militares, Guardia Nacional, fuerzas de seguridad y provocaciones graves de otro tipo. Este 2023 parece ser parte de una escalada de esa violencia contra el Estado y la sociedad de las distintas organizaciones criminales.