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Innovemos algo ¡ya!



MARÍA EUGENIA GONZÁLEZ PEREYRA

Causa-lidades


Domingo 05 de Febrero de 2023 9:46 am


DE alguna manera, tenemos la predisposición de abrazar creencias que quizá ni comprendemos, creemos ni vivimos, y que aunque nos son desfavorables, sin saber la razón, las acogemos al precio de nuestra desdicha.

Las más de las veces ni siquiera sabemos su razón de ser, pero por costumbre y buenas maneras las damos por ciertas, extraviándonos en un mar de paradigmas. Sin cuestionarnos, dejamos de ver la realidad y solo vemos el espectro de una vida aparente. Pero si no pausamos para auto-conocernos, encontraremos señales de algo más grande de lo que nuestra mente puede comprender. Vemos casual-idades cuando realmente estamos ante causa-lidades, lo que fortalecemos en el pensamiento, es la causa de situaciones repetitivas y que, a veces, no nos son agradables.

Por ejemplo, si voy a la tienda y hay más personas esperando, y eso retrasa mi turno, lo que yo decida pensar de dicha situación sintetizará mí experiencia del resto del día, el dónde pondré mí atención. Si me enojo, es muy probable que en las horas siguientes me encuentre, más de una vez, con más filas y esperas; declarare un día malo, y asociare la espera con fastidio en vez de descubrir alguna oportunidad.

Esto pasa porque, al pensar que “no me gustan las filas”, mi cerebro omite el no y, desde el subconsciente, repite la experiencia. Así, más o menos, es como se forma un bucle que creemos inamovible, cuando con cambiar el pensar podríamos cambiar la experiencia.

Así también es con las creencias de desamor, desconfianza, fastidio, traición y amor, solemos sacar pasados y, en vez de vivir aquí, ahora, estamos en las creencias del pasado y en los miedos del futuro. Si logramos conocer nuestras creencias podremos detener el fractal y crear nuestra nueva realidad.

Por ejemplo, si quiero ser abundante y próspero, toca revisar las creencias y el cómo recibo la vida; si no tengo una buena relación con mis padres, con mi historia, y creo que la vida es este valle de lágrimas ¿Cómo por qué viviría yo en un valle de amor?

Si nos creemos que por nacer ya tenemos una gran culpa, la falta de mérito o merecimiento nos aplastará sin esperanza; aprender a vivir sin arrastrar cadenas, resarciendo los posibles daños y soltando cargas pasadas es indispensable para acercarnos a la dicha, pero estamos atrapados en una culpa fragmentada, que no tiene pies ni cabeza, que nos impide admirar las causa-lidades, esas a las que yo llamo milagros. Innovemos algo ¡Ya!

(*casual. -fortuito / *causa. -efecto)

 

Terapia con la autora de esta columna en:

innovemosalgoya@gmail.com