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Letras y números



JOSÉ ÁNGEL BRAMBILA LEAL

El rey y el vagabundo


Lunes 06 de Febrero de 2023 8:39 am


AMOU Haji le dio una calada profunda a su pipa, un extraño instrumento hecho de arcilla, que el tío Haji disfrutaba como si fuese pipa de espuma de mar o de raíz de brezo, traída de las profundas regiones de África.

El tabaco de su pipa no venía de Chipre o de Luisiana, Haji recolectaba heces de animales y aspiraba su contenido como si fueran los mejores tabacos del mundo. Cuando no había con que llenarla, fumaba cigarrillos; pero no uno, Haji se colocaba hasta cinco de ellos, y así disfrutaba su extravagancia.

Amou Haji murió el pasado octubre con apenas 94 años cumplidos. Murió porque le hizo caso a la gente de Dejgah, su pueblo de Irán, que le insistían en que se bañara, algo que no hacía desde unos 60 años, gozando de una excelente salud; y no se bañaba porque buscaba un estilo de vida más saludable. Dos meses después de que las aguas bañaron su cuerpo, el tío Haji se fue a otros espacios, a seguir fumando su pipa.

Las circunstancias en que vivió Amou desarrollaron en él un sistema inmunológico fuerte, subsistiendo de comer animales muertos en la carretera, siendo su comida favorita la carne de puercoespín podrida. ¿Cómo se hidrataba? Con un galón de agua, recogida de los charcos y bebiéndola a sorbos en una lata de aceite oxidada.

Su barba y cabellos los recortaba quemándolos con mucho cuidado, y su ropa eran retazos de lo que encontraba a su paso. A Haji le gustaba conversar sobre la Revolución francesa, y el gobernador local decía que, a pesar de su aspecto, era agradable conversar con el hombre más sucio del mundo.

Ahora quiero hablarles de Carlos Felipe Arturo Jorge, príncipe de Gales y Duque de Edimburgo, quien desde el pasado 8 de septiembre es monarca del Reino Unido y rey también de Canadá, Australia, Nueva Zelanda y otros territorios. 

Este hombre (el rey, no el vagabundo), ha asumido el control de un imperio de 42 mil millones de dólares, empezando con el palacio de Buckingham, sede oficial de la monarquía, que vale –según Forbes- algo así como 4 mil 900 millones de dólares. Aquí es donde entramos el vagabundo y yo, pues aunque Forbes no esté interesado en mi riqueza, debo declarar que soy inmensamente rico, pues mi familia, mis amigos y esta hermosa ciudad de Colima y mi Tonaya querido, donde todos los días reímos, discutimos y participamos para hacer de México el mejor país del mundo, no tienen precio.

Así es la vida. Mientras el Rey no puede ni controlar a su familia, y Amou Haji disfruta su pipa en un cielo de mar, los colimenses sólo anhelamos un estado en paz. ¿Es mucho pedir?

Felipe Michel Ruiz: Ayer cumpliría mi entrañable amigo 83 años. Donde quiera que esté: ¡Descanse en paz!

¿Gusta opinar? Lo espero en Las Mentadas. 


jbrambilaleal@yahoo.com.mx