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Innovemos algo ¡ya!



MARÍA EUGENIA GONZÁLEZ PEREYRA

Yahweh


Domingo 02 de Abril de 2023 8:50 am


EL tetragrámaton Yahweh es la combinación de cuatro letras hebreas transliterada como YHVH o YHWH, que la Biblia hebrea emplea como nombre propio del Dios único. Para transcribir el Tetragrámaton en español se recomienda y da preferencia a Yavé, aunque Yahweh no es erróneo. 

El más antiguo registro comúnmente aceptado del Tetragrámaton se encuentra en la inscripción de la estela de Mesa de alrededor de 840 a. C., en la que el rey de Moab se jacta de haber conquistado una posesión del Reino de Israel y de haber traído de ahí los vasos de YHWH, para ofrecerlos al dios moabita Quemos. Otros pretendientes a la evidencia más antigua del Tetragrámaton estarían en las inscripciones egipcias, en un documento de la época de Amenofis III (1402-1363 a. C.), en una estela del templo de Amón en Soleb (norte de Sudán) sobre las conquistas militares del Imperio Egipcio en el siglo XIV a. C, donde se menciona “la tierra de los nómadas de YHW”. 

En los manuscritos de idioma hebreo el uso de la forma arcaica de las letras advertía al lector que había que decir “Adonai”, en vez del Tetragrámaton, pues el nombre de Dios no debe ser expresado por los humanos y por eso se destinaron 72 palabras para nombrar a Dios. En todas estas explicaciones del significado del Tetragrámaton se supone que su origen etimológico se encuentra en el verbo (ser, existir). Algunos eruditos proponen como origen etimológico una raíz semítica que significa “soplar”, y justo con esta es con la que me quedo, para desarrollar junto contigo una explicación que algún día escuché y que hoy comparto contigo.

Se podría decir que Yahweh es más que soplar, porque, para soplar primero se debe inhalar, así que, si te detienes un poco, se lo vas a notar, Yah se parece mucho al susurro que surge al inhalar y, weh se puede leer como el sonido que emitimos al exhalar pacíficamente. Cuando yo escuché eso, hubo en mí cierta desconfianza y con ella, también, me llegó el beneficio de la duda; nada es más sano que cuestionarnos y tener una sana dosis de escepticismo. 

Cuando logré aclarar las ideas conecté con un gran entusiasmo, el mismo que quiero que tú alcances; Dios era en mí, ahora sí podía comprender lo que dicen las escrituras del Nuevo Testamento, cuando Yeshua dijo que, si ambicionábamos conocer a Dios, lo buscáramos en su creación y, por ello, había que buscarlo ahí, dentro de ti, dentro de mí, porque nosotros somos también criaturas de Dios; nada nos puede dar más serenidad que retomar un ritmo pausado al respirar, en mi caso es saberme completa, acompañada, capaz y paciente, para desenredar cualquier embrollo.

¡Sí, a Dios lo declaramos en cada instante de nuestra vida!, en cada paso, en cada suspiro, en cada te amo y, nada es más angustioso que dejar de respirar, nada nos puede asustar más, ¿o acaso lo hay…?

Hoy, con un diagnóstico de covid, tres cosas me han dado fortaleza: Escuchar a Dios acompañarme a cruzar esta escuela, la atención inmejorable de mi médico familiar, y el amor de quienes habitan en mi corazón. Con esa fuerza, más algunas inyecciones, nebulizaciones y pastillitas, ya vamos de salida, cual lechuga fresca y en cama. Cuidemos nuestra salud, respiremos con serenidad aun en la adversidad, porque hasta en el último aliento Dios es en ti y en mí, así que, innovemos algo ¡Yah Weh!


innovemosalgoya@gmail.com