Valija Diplomática

CHRISTIAN GALINDO
De Starobinski a DeSantis
Jueves 25 de Mayo de 2023 3:09 pm
LA agenda anti-inmigrante del gobernador de Florida, Ron
DeSantis, está haciendo colapsar a uno de los estados más latinos de Estados
Unidos, pues hay que recordar que tan solo después de California y Texas,
Florida es uno de los bastiones latinos que hacen a la economía funcionar a
pasos acelerados. Como se recordará, se
aprobó una ley estatal que criminaliza al inmigrante ilegal en el estado
peninsular, prohibiendo ofrecer empleo a quienes no cumplan rígidos filtros de
comprobación de documentos para acceder a un empleo formal. El gobernador
republicano Ron DeSantis tenía hasta antes de la aprobación de dicha ley, un
porcentaje superior al de su rival Donald Trump en busca de la candidatura
presidencial. Ahora que entre en vigor
la ley DeSantis el 1 de julio, habrá que observar qué tan caro le va a costar
al estado perder a la mano de obra irremplazable que tenía en el pueblo latino
y en otros inmigrantes que provienen de otras nacionalidades como las asiáticas
y africanas. En 1960, en Francia
surgió el concepto de biopolítica; uno de sus pensadores más importantes fue
Aaron Starobinski, autor de La biopolitique. Essai d’interprétation de
l’histoire de L’humanité. Starobinski trató de utilizar el concepto de
biopolítica como una forma de entender la intersección entre la naturaleza y la
humanidad desde una perspectiva histórica. La biopolítica, pues, capta las
contradicciones de la vida en fuerzas ciegas como la violencia y la tiranía de
la voluntad, pero también considera fuerzas espirituales como el amor, la
caridad y la verdad. Mientras que para
Michael Foucault este concepto lo abordó desde la práctica concreta del poder.
En este sentido, el poder no es producto de un contrato en el que unos
individuos ceden poder para conformar el Estado, la política sería analizada
entonces desde micropoderes que transcurren por todas las relaciones de los
individuos y desde una gubernamentalidad. La biopolítica es
también respetar a la figura de gobierno y poder que tiene el Estado, pero
debajo de él, se establecen micropoderes que operan con cierta libertad en aras
de hacer fuerte a sus sociedades. En otras palabras, el
duro e histórico golpe que ha dado DeSantis no tiene, bajo este análisis,
puntos a su favor en aras de favorecerse en la contienda presidencial.
De
ninguna manera, el país puede permitirse tener a un extremista en el gobierno,
no en este momento y no porque no sea su deseo, sino porque el país no está en
condiciones de extender la polarización por más tiempo. El ciudadano americano
sabe que su país tiene que salir del atolladero lo más pronto posible antes de
que su país se convierta en una nación tercermundista, como lo ha declarado
Trump en múltiples ocasiones.