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ALGO MÁS QUE PALABRAS



VÍCTOR CÓRCOBA HERRERO*

Actitud contemplativa


Sábado 27 de Mayo de 2023 11:34 am


RECONOZCO que me gusta contemplar. En el fondo es mi ocupación natural; olvidarme de mí mismo, perderme por los horizontes celestes y reencontrarme por los abecedarios de la escucha. En tanto fomentemos este poético adiestramiento, sentiremos la necesidad de transformarnos, de ser más cuidadores y mejores caminantes. Sin duda, esto es fundamental para entrar en sanación.

La propia Madre Tierra pide un cambio de actitud, dejemos de llenar los océanos de plásticos y volvamos al nido natural del verso, que engendra salud y vida. Sabemos que de nuestros ecosistemas depende directamente la salud del entorno y sus moradores, pero tenemos la mente ruda y el corazón empedrado de intereses mundanos.

Necesitamos un coraje más respetuoso con el medio ambiente, sobre todo ante los crímenes que perturban la biodiversidad, como la deforestación. Lo vital es entrar en acción. Actuar ahora, pasito a pasito, como se dice.

El último informe climático de la ONU nos apremia a intervenir, si lo que queremos es un porvenir saludable. Hay que corregirse, enmendarse de vicios y vaciarse de personalismos, poner voluntad en la vida fraterna, templar el carácter y desafiar la adversidad, si en verdad queremos reconstruirnos. Desde luego, es más factible que los cambios transformadores surjan cuando todos cooperan y colaboran en la reducción de los riesgos.

Todos merecemos levantarnos para curar el mundo, por muy fuerte que sea la desmoralización, pues hasta de los fuegos intensos se alumbra la claridad y se encienden los deseos que nos llaman a fortalecer la arquitectura mundial con sistemas de seguridad efectivos, recuperando el equilibrio con la naturaleza y proveyendo un discernimiento, que nos lleve a repensar sobre las consecuencias catastróficas que implicarían mantener los modelos actuales, en un mundo complejo, cambiante y muy peligroso, con la inseguridad alimentaria y las armas nucleares, transitando en estos tiempos turbulentos como si fuese algo normal.

Esta atmósfera endemoniada no puede ser modificada sino es por un cambio de compostura. Queremos ser el poema, la luz que nos permite embellecernos para siempre. Forjemos esa vida, pues, sin punto final.