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La Palabra del Domingo



ÓSCAR LLAMAS SÁNCHEZ

El Espíritu Santo, alma de la Iglesia (Jn 20, 19-23)


Domingo 28 de Mayo de 2023 10:42 am


HOY celebramos el día luminoso del Pentecostés cristiano, cuando Cristo, después de su Resurrección y Ascensión al Padre, cumplió la promesa de enviar al Espíritu Santo. Los apóstoles y discípulos estaban reunidos en oración con María, la Madre de Jesús, y el Espíritu Santo descendió sobre ellos en forma de lenguas de fuego, se llenaron todos del Espíritu y empezaron a proclamar el Evangelio en otros idiomas según Él les inducía a expresarse. Había una multitud de gente que celebraba las fiestas israelitas de la Alianza de Dios con su pueblo. Procedían de todas partes del mundo y, milagrosamente, cada uno de los presentes los escuchaba en su propio idioma.

Entonces, el apóstol Pedro tomó la palabra para hablarles de Cristo, para que se convirtieran, se bautizaran y recibieran el don del Espíritu Santo. “Los que aceptaron su palabra fueron bautizados y se les unieron aquel día unas 3 mil personas”.

Así se inició la Iglesia que Cristo instituyó para conducir a los hombres al Reino de los Cielos. La Iglesia es el Cuerpo de Cristo, y Cristo es la Cabeza. Unían sobrenatural, fruto de la acción santificadora del Espíritu Santo y de los Sacramentos de Cristo, especialmente la Eucaristía.

El Espíritu Santo, a más de 2 mil años, sigue siendo el alma de la Iglesia, llenándola con sus dones, haciendo florecer la fe de tantas comunidades con nuevos y sorprendentes movimientos llenos de vitalidad.

En estos últimos decenios ha hecho que la iglesia reavive su teología profundizando en su misterio. El Espíritu Santo ha movido a la Iglesia a renovar su liturgia y su oración, y sostiene tantos grupos de espiritualidad que son ejemplo de amor y servicio. También es vínculo de unión y está despertando en las confesiones cristianas el deseo de la unidad ecuménica para la gloria de Dios”.

El Espíritu Santo también obra en cada uno de nosotros, a pesar de nuestras debilidades y cobardías. Hoy, como ayer, los cristianos no tenemos derecho a estar tristes y encerrados. Hemos sido lanzados, como los apóstoles, para proclamar con alegría las maravillas del amor de Dios.

Dios, misericordioso y clemente, nos ha revelado su Trinidad de Personas y sus planes de salvación. El Padre, creador del cielo y de la tierra, nos envía a su Hijo amado para redimirnos del pecado y de la muerte, y nos envía al Espíritu Santo, señor y dador de vida, para santificarnos. Misión conjunta de las Tres Divinas Personas que son un solo Dios. Misterio insondable de la esencia y el amor divino.

Amigo, amiga: Pidamos hoy y todos los días al Espíritu Santo que encienda nuestros corazones, para que vayamos a irradiar en todas partes el fuego de su amor.