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LETRAS Y NÚMEROS



JOSÉ ÁNGEL BRAMBILA LEAL

Enciso


Lunes 29 de Mayo de 2023 10:47 am


Cuando un amigo se va, se queda 

un árbol caído, que ya no vuelve a brotar porque el viento lo ha vencido... 

CON esos versos de Alberto Cortez, el viernes pasado me fui a recorrer las encrucijadas del jardín Núñez, entre mangos y clavellinas, esperando encontrarme con alguno de los muchos amigos con quienes nuestro eterno Luis Enciso se sentaba a rastrear las historias que se iban perdiendo en el tiempo y en la memoria. En ese jardín Luis buscaba arrinconar los recuerdos de los ríos a donde se iban a pescar, inventando las más increíbles historias de los peces que quedaban atrapados en sus redes y de los tigrillos y pumas que estuvieron a punto de devorarlos, cuando un disparo, que nunca supieron de dónde venía, milagrosamente los salvaba de morir en las fauces de aquellos feroces animales. 

Yo solamente iba a buscar a mi Luis porque de la mano de sus recuerdos me gustaba recorrer los campos de futbol de un Colima que se va perdiendo en el olvido, y volver a saborear las hazañas de aquellos legendarios jugadores colimenses, cuyos nombres y apodos perduraban en su prodigiosa memoria, reviviendo anécdotas que despertaban en quienes lo escuchábamos: sentimientos de nostalgia, de cariño y de fraternidad futbolística, que también escasean hoy en la sociedad moderna a la que tanto trabajo cuesta adaptarse. 

Y brotaban de sus labios como en cascada, nombres y apodos que se entrelazaban, como si todos jugaran el mismo día y en el mismo estadio, aquel que Luis delineaba en su prodigiosa mente. Y de pronto hablaba de Jorge Gallardo, recordando su fugaz paso por el Tenería y de cómo terminó llorando el día que los verdes derrotaron a su amado Independiente, para luego hablar del Colimita, del Perro del Nacional, del Chepo Castillo, de Sergio y Lalo Llamas, del Piojo, Toño Chávez, Rafa Rodríguez, y el Charas, para luego irse más lejos y hablar del Babuchas, el Tatatá, el Dompe y el Buitre, y luego detenerse para hablar con admiración y cariño de Jorge Assam, de Ramón González y de Ramón Moreno. 

Ahí estábamos el martes pasado, rodeando el ataúd que guardaba su cuerpo, sus fieles amigos del Tenería que aún estamos enfrascados en esta lucha por la vida, convocados por Chava Dávila, quien con dolor nos comunicaba que Luis Enciso había perdido su partido final, pero había ganado la gloria eterna. Que Dios conceda la fortaleza para superar esta pérdida a sus muchos hijos y nietos y que nuestro amigo Luis Enciso descanse en paz. 

Cuando un amigo se va, queda un espacio vacío, que no lo puede llenar la llegada de otro amigo... 

LA MARCHA: Si acaso eran unas 300 personas, pero sus convicciones les daban para lanzar con enjundia y de- terminación sus proclamas a favor de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Lo bueno... Nadie obstaculizó a nadie. 

¿Gusta opinar? Lo espero en Las Mentadas. 

jbrambilaleal@yahoo.com.mx